6 – LA SANTIFICACIÓN – El pecado ha perdido su dominio sobre nosotros

La santificaciónEl pecado ha perdido su dominio sobre nosotros

Porque el pecado no tendrá dominio sobre vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia  (Romanos 6:14 LBLA)

Una vez que nuestros miembros han sido presentados a Dios como instrumentos de justicia, el pecado no tendrá dominio sobre nosotros. Esta es la declaración que hace Pablo. El apóstol Juan nos dice: El que ha nacido de Dios no peca, no practica el pecado, porque Dios le guarda y el maligno no le toca. Está escrito que el pecado no tiene dominio sobre nosotros porque hemos muerto, no porque seamos más fuertes que el mismo pecado. Nuestra fortaleza está en la unión con Cristo en su muerte y resurrección.

El que ha muerto ha vencido al pecado. Jesús murió y venció al pecado. Nosotros hemos muerto con Cristo y hemos vencido al pecado en él. Esa es nuestra posición con Cristo. El problema siempre lo tenemos cuando miramos nuestra naturaleza humana, el viejo hombre que tantas veces se activa para neutralizar la nueva vida en Cristo. El llamado de Pablo es a despojarnos del viejo hombre, con sus pasiones y deseos, y vestirnos del nuevo, creado en justicia y santidad de la verdad. También dijo el apóstol: Cada día muero.

Cada día enfrentamos una batalla por el control de nuestra alma. Las fuerzas hostiles a la nueva naturaleza están vivas y activas, siempre dispuestas a combatir y derribar la verdad que nos hace libres. Jesús nos dijo: Velad y orad para que no caigáis en tentación. A la verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Necesitamos combatir. Si no lo hacemos el viejo dominio del pecado se volverá a levantar y nos subyugará, es decir, volverá a levantar el yugo que una vez tuvo sobre nosotros. Nos volverá a esclavizar.

Esta verdad la entendemos perfectamente cuando vemos el ejemplo de los israelitas una vez que se establecieron en la tierra de Canaán. El mensaje de Dios fue que debían destruir a todos los habitantes de la tierra, tierra que estaba contaminada, maldecida, profundamente atrapada en prácticas abominables para Dios y que debían ser eliminadas por completo. La muerte tenía que operar en toda su amplitud. Pero el pueblo de Israel fue dejando aquí y allá habitantes cananeos a los que no pudieron echar. Cuando fueron fuertes los sometieron, pero una vez debilitados por la permisividad y la indiferencia a la ley de Dios, el viejo dominio volvió a levantarse para esclavizar nuevamente al pueblo del pacto.

Muerto el viejo hombre, el pecado no tiene dominio sobre nosotros, pero si dejamos levantarse  al antiguo dueño, lo hará y regresaremos a la esclavitud. Esa no es la voluntad de Dios.

         El poder del pecado ha perdido su dominio sobre la nueva creación. Sirvamos en el régimen nuevo del Espíritu.

Download PDF

Deja un comentario