252 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn la Cartas (III) – Romanos (3)

Y otra vez dice Isaías: Estará la raíz de Isaí, y el que se levantará a regir los gentiles [naciones]; los gentiles [naciones] esperarán en él (Romanos 15:12)

         Si el Libertador viene de Sion, es decir, Jerusalén, la capital de Israel, es necesario que el pueblo judío esté en su tierra, como lo es desde 1948, y se entiende la presión internacional ejercida por el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que opera en los hijos de desobediencia. Se entiende también la oposición de la ONU, el islam y la filosofía humanista occidental que ha dado la espalda a la revelación de Dios y está cargado de antisemitismo.

Todo ello es posible comprenderlo, pero lo que no se entiende es que quienes deberían tener revelación del mensaje de los profetas ―léase la eklessia internacional, gran parten de ella― se alinee con los enemigos de la profecía alejándose de la raíz de Isaí.

El apóstol Pablo, que sufrió en sus propias carnes el endurecimiento de Israel siendo perseguido en múltiples ocasiones, no deja de orar por la salvación de su pueblo, sin abandonar el mensaje de los profetas.

En nuestro texto menciona la raíz de Israel, recogiendo el mensaje del reinado universal del Mesías de Israel. Lo encontramos en Isaías 11. Allí se menciona la vara del tronco de Isaí, el vástago que retoñará de sus raíces, en quién reposará el Espíritu de YHVH, el que juzgará con justicia, porque la tierra será llena del conocimiento de YHVH, como las aguas cubren el mar. Y añade: Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa (11:10).

Pablo comprende que las naciones serán regidas por el heredero del trono de David, que no es otro que el Mesías de Israel a quién él anuncia. Las naciones esperarán en él. Esta palabra debió darle un impulso añadido en su ministerio a los gentiles. Por tanto, el apóstol recoge una vez más el mensaje de los profetas donde se expone con claridad la venida del hijo de David para reinar en Jerusalén sobre todas las naciones de la tierra. Un reino mesiánico en Jerusalén.

No espiritualizó el anuncio. El reino de Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu (Rom.14:17), base del mensaje profético sobre el reino mesiánico cuyas primicias ya vivimos hoy mediante el evangelio. Al terminar su carta a los romanos el apóstol reconoce que el misterio del evangelio se mantuvo oculto desde tiempos eternos, pero ahora ha sido manifestado por las Escrituras de los profetas y dado a conocer a los gentiles para obedecer a la fe (16:25-27). El evangelio ya estaba en el mensaje de los profetas de Israel. El reino también.

         Pablo creía en el reino mesiánico sobre todas las naciones desde Sion.

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