Nuestras señas de identidad

Señas de identidadNUESTRAS  SEÑAS  DE  IDENTIDAD

Virgilio Zaballos

INTRODUCCIÓN

En un mundo materialista, globalizado, invadido por la información manipulada y sesgada, en decadencia espiritual, corremos el riesgo de perder nuestra verdadera identidad en medio de la vorágine de sucesos que nos rodean.

Pablo dijo: «El Dios de quién soy y a quién sirvo». Hemos sido comprados por precio para ser de otro dueño. Hemos sido trasladados de la potestad (dominio, identidad) de las tinieblas al reino de su Hijo amado. Por precio fuisteis comprados no os hagáis esclavos de los hombres. El profeta Isaías dijo: «Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados» (Is.51:1,2).

Éramos hijos de ira, sin esperanza y sin Dios en el mundo; éramos plantas silvestres, crecidas en medio de la inmensidad de la selva, pero fuimos llamados a la comunión con su Hijo, predestinados para ser hechos a su imagen. Hemos sido injertados en los pactos y las promesas de Dios a Israel.

Texto:

Hechos 27:23. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quién soy y a quién sirvo.

  • De quién soy
  • A quién sirvo

Este es el orden en que debemos comprender esta gran verdad: Somos para hacer, no hacemos para ser.

Veamos un ejemplo en el texto de Marcos 3:13-15. El orden que encontramos aquí no deja duda de cuál fue el proceso que siguieron los discípulos de Jesús.

  • Subió al monte
  • Llamó a sí a los que él quiso
  • Vinieron a él
  • Estableció a doce para que:
    • Estuviesen con él
    • Enviarlos a predicar
    • Que tuviese autoridad para sanar y echar demonios
  1. SOMOS DE DIOS

Esta verdad nos habla de identidad, unidad, fusión, naturaleza, nueva creación; en definitiva de redención, comprados por precio como propiedad de Dios. Somos del cielo y la eternidad, extranjeros y peregrinos en la tierra. Somos propiedad de Dios, doulos (esclavos) de Cristo (Ro.1:1).

Ya no somos nuestros, hemos sido comprados por un alto precio, el precio de la sangre del justo derramada en la cruz del Calvario; así, pues, si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos (1 Co.6:19-20 y 7:23) (Rom. 14:7-9).

  1. A QUIÉN SERVIMOS

Hemos sido comprados, redimidos (readquiridos) para hacer su voluntad. No podemos servir a dos señores, no podemos servir a otros dioses. Ese fue el pecado del Israel antiguo y por el que fueron llevados al cautiverio. Dejaron de servir al Dios de Abraham, Isaac y Jacob para servir a los ídolos de Babilonia. O servimos al Dios vivo y verdadero, o seremos entregados a la esclavitud del tirano.

Saulo de Tarso lo simplificó en dos preguntas esenciales cuando iba camino de Damasco: ¿Quién eres Señor? Y ¿Qué quieres que yo haga? (Hch.9:5,6). Las respuestas que recibió marcaron su vida y la de muchos otros para siempre.

Todo lo que hacemos, lo hacemos para el Señor, porque a Cristo el Señor servimos (Col.3:17,23).

Debemos recordarnos a nosotros mismos que nos hemos convertido de los ídolos a Dios para servir y esperar al Dios vivo y verdadero (1 Tes. 1:8-10).

Por tanto, ahora vivimos para servir a la justicia (Rom. 6:15-23).

Ya no somos nuestros, hemos sido comprados por precio; así, pues, si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos (1 Co.6:19-20 y 7:23) (Rom. 14:7-9).

Nuestra unión con Jesús es para siempre (Jn. 17:6, 9,24).

Tenemos esta esperanza como un ancla en el cielo (Heb. 6:17-20).

CONCLUSIÓN

Cuando sabemos quiénes somos, y sabemos a quién servimos tendremos buen ánimo para alcanzar la meta de nuestras vidas, resistiendo los temores, confiando en su poder y no en nuestras limitaciones (Hch. 27:23-25).

Download PDF

Deja un comentario