El reino venidero – 3

El reino venideroCómo se entra (1)

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios… el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3:3,5)

Si el reino al que se refería Jesús ante Pilatos no era de este mundo, la pregunta que surge inmediatamente es ¿dónde está? y ¿cómo podemos entrar en él? Una pregunta similar hicieron los fariseos al Maestro en cierta ocasión. Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros (Lucas 17:21). Observa que aunque Jesús enseñaba que su reino no era de este mundo, sin embargo, la expectativa de Israel era que vendría un día cuando se manifestaría. Esa fue más concretamente la pregunta de los fariseos a la que Jesús respondió que ya estaba aquí entre vosotros. Pero también habría un día futuro en que el reino se manifestaría. Como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día (17:24). Pero antes era necesario que el rey padeciera mucho, y fuera desechado por aquella generación (17:25). Por tanto, la entrada al reino que ya está aquí mediante la presencia del rey, aunque no se vea manifestado en la forma de un reino de este mundo, sí se hace evidente a través de sus obras. Recuerda lo que dijo Jesús en cierta ocasión: Mas si por el dedo de Dios hecho yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros (Lucas 11:20). Podemos entrar al reino de Dios ¿Cómo? La respuesta la encontramos en una conversación personal del Maestro con un importante hombre, principal entre los judíos, llamado Nicodemo. Jesús le dijo que para ver el reino hay que nacer de nuevo, se entra con otra naturaleza, lo cual nos enseña que el ámbito natural de la persona impide ver el reino de Dios, hay que nacer de nuevo, y ese nacimiento se produce mediante el agua (símbolo de la palabra de Dios Efesios 5:26 y Santiago 1:18), y del Espíritu. Esta nueva realidad toma forma a través del arrepentimiento y la fe en Jesús. Recuerda: el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio (Marcos 1:15). Pablo lo explicó de esta manera al relatar su conversión: para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados… que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento (Hechos 26:18-20).

         Podemos ver y entrar hoy en el reino mediante el arrepentimiento y la fe en Jesús. ¡Venid en pos de él!

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