Los profetas de Israel (XCII) – Daniel (6)
Pero se sentará el Juez, y le quitará su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán… (Daniel 7:26,27)
No todas las piezas de este rompecabezas encajan como quisiéramos, por tanto, no sentaré doctrina en este caso con mis apreciaciones. Sin embargo, podemos seguir mirando los textos y tratar de sacar algunas consideraciones que pueden acercarnos a vislumbrar mejor los acontecimientos mundiales del momento actual. Teniendo como base Daniel 7 y Apocalipsis 13 y 17 tratemos de concretar algunos datos con sus conclusiones. Veamos. En estos textos se habla de santos y mártires de Jesús, que inicialmente son vencidos y degollados por el cuerno y la bestia que emana del reino babilónico. Tenemos aquí al pueblo de Dios, −judíos y gentiles−, unidos en un mismo destino, con un mismo enemigo y una misma aflicción.
El islam conquistó muchas naciones cristianas en su origen; luego la antigua capital del Imperio Romano Oriental, −Bizancio−, en 1453, cuando cayó su capital Constantinopla a manos de Mehmet III y el imperio Otomano. Este cuerno habla grandes cosas (7:20); tiene un mensaje cautivador y hechicero. Incluso hablaba contra el Altísimo (7:25); una referencia clara a su oposición al mensaje del Judaísmo y el Cristianismo. Adora a Alá, un dios de la antigua Kaaba de la Meca, a quien se considera el más grande, Allahu Akbar, en oposición al Altísimo revelado a Israel, los profetas y apóstoles de Yeshúa.
El Corán y los Hadiz son un mensaje opuesto al Dios de Israel y el evangelio. Pensará en cambiar los tiempos (7:25); lo hizo en el año 622 d.C. con la Hégira (el viaje de Mahoma de la Meca a Medina); y la ley (7:25); una referencia a la sharía o ley islámica, que cambia la ley de Moisés, anula el evangelio y pretende superarlos; también ha cambiado su confesión de fe, la Shemá judía: «Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es»; por la Shahada islámica: «no hay más dios que Alá y Mahoma es su mensajero».
La naturaleza del islam y los valores judeocristianos son radicalmente opuestos. El islam es un sistema totalitario indiscutible, un dominio con fecha de caducidad, hasta que se levante el Juez y le sea quitado y dado el reino al pueblo de los santos del Altísimo. Esta es la lucha verdadera que se dirime hoy en las naciones, aunque nuestros gobernantes, nulos de relevación, insistan en negar la evidencia del conflicto planteado por el islam salafista actual. Asistimos al final de los tiempos.
La lucha despiadada del islamismo y el antisemitismo contra Israel y la iglesia anticipan lo revelado en la Escritura: el reino mesiánico está cerca.