El reino venidero – 28

El reino venideroEl Mesías recibido (2)

Y el hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos… para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto (Lucas 1:16,17)

Iniciamos aquí un breve recorrido por los evangelios de Lucas y Juan para demostrar ampliamente que es falaz el argumento de que Israel rechazó al Mesías en su venida. Argumento que se ha utilizado como arma arrojadiza contra el pueblo de los pactos y las promesas. Existe en el mundo cristiano evangélico un énfasis desmedido de muchos predicadores, evangelistas y pastores en el texto de Juan 1:13 donde el autor expresa: a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron, golpeando sobre Israel su rechazo para llamar a las masas a recibirlo escapando del juicio y maldición que cayó sobre los judíos por negar al Mesías. De esta forma se ha levantado una arrogancia espiritual por el hecho de recibirlo, en comparación con los hebreos que ingratamente lo rechazaron. Esta comparación pone un falso fundamento sobre quienes reciben el mensaje del evangelio y la premisa del contraste: nosotros, cristianos, buenos y benditos por nuestro recibimiento; ellos, judíos, ingratos y malditos porque le rechazaron. Sin darnos cuenta, o no, levantamos una barrera de orgullo que impide la esencia del evangelio que es la humildad. Haya, pues, en vosotros el mismo sentir que hubo en Cristo. Para comprobar que el mencionado argumento es contrario a las Escrituras me he propuesto hacer un recorrido por dos de los evangelios que muestran claramente que no fue así. Que debemos diferenciar al pueblo de sus autoridades. Que el pueblo le seguía y creyó en Jesús mayoritariamente, aunque luego vino un proceso de separación posterior, siempre a partir del siglo II, y como consecuencia de un  liderazgo mayoritariamente de origen gentil y otros factores que llevaron a una separación de la sinagoga y la iglesia, pero en el principio no fue así. Israel esperaba a su Mesías. Israel recibió a su Mesías. Las multitudes iban tras él (como toda multitud con diversidad de intereses); y el Señor envió a Juan el Bautista con el fin de que muchos en Israel se convirtieran al Señor, y preparara un pueblo bien dispuesto hacia él. Todo ello respondía a un plan debidamente orquestado por el Dios de Israel y anunciado por el profeta Isaías (40:3). Muchos se convertirían de sus malos caminos. El corazón de muchos de ellos sería devuelto de la rebelión a la prudencia de los justos, y habría una reconciliación entre padres e hijos, como anunció Malaquías (4:5,6). Por tanto, a los suyos vino, y muchos de ellos se convirtieron al Señor.

         Muchos en Israel se convirtieron al Señor como resultado de la predicación de Juan el Bautista, siendo preparado un pueblo bien dispuesto.

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