Eventos principales (II) – Desde Sion (5) – Resplandor y gloria
De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido (Salmos 50:2). Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de YHVH ha nacido sobre ti… y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento (Isaías 60:1,3)
Resplandor y gloria desde Sion
Una vez que conocemos la ubicación geográfica de Sion, su complementación celestial, con sus múltiples significados, que es un lugar escogido por YHVH desde el principio para poner en él su nombre, convertida en la ciudad de nuestro Dios, debemos identificar en la Escritura aquello que viene desde Sion.
En este lugar será establecido el trono del Mesías, edificado el templo y se llevará a cabo lo que podíamos llamar, en palabras actuales, el programa de su gobierno. Desde Sion brotará juicio y justicia para todas las naciones. Una vez sean juzgados los pueblos mediante la justicia del reino de Dios, se podrá disfrutar en toda la tierra de unas condiciones nunca antes vistas.
El resplandor de la gloria de Dios se extenderá sobre todas las naciones, llevando a cabo el programa revelado a su amigo Abraham: que todas las familias y naciones sean bendecidas, y su gloria llene la tierra, como las aguas cubren el mar. Por tanto, desde Sion viene el resplandor de su gloria, aquella gloria perdida en Adán, y recuperada en plenitud por el Libertador de Sion.
La bendición de Dios tiene un canal claramente identificado en su palabra, viene mediante la simiente de Abraham, el pueblo de Israel, el Mesías, y se despliega plenamente desde Sion, la ciudad del gran Rey. El camino está trazado. No hay otro camino. Yeshúa es el camino, pero además, debemos saber que el futuro reino mesiánico será expandido desde Jerusalén. De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido.
No equivoquemos el lugar geográfico escogido para desarrollar el propósito soberano del Eterno. Sion se levanta y resplandece porque ha venido su luz, que no es otra que la llegada del Mesías, y con él la gloria del Eterno será vista en Jerusalén, para que todas las naciones anden a la luz de su nacimiento.
El levantamiento de Sion, su edificación, es la respuesta divina para un gobierno justo en la tierra. Por ello, aunque el término esté preñado de cizaña y levadura, los hijos de Dios, nacidos mediante el evangelio de su gracia, somos sionistas. Nuestra esperanza está ligada al levantamiento de la ciudad de nuestro Dios, hermosa provincia, el gozo de toda la tierra.
Veremos un resumen de algunas realidades que brotarán desde Sion el día cuando llegue el Rey de todas las naciones a la ciudad que le espera. Baruch haba B’shem Adonai. «Bendito el que viene en el nombre del Señor». Son palabras de Yeshúa a las autoridades religiosas de Jerusalén, recogiendo la expresión del salmista (Sal.118:26). Palabras que ya fueron pronunciadas el día cuando entró en Jerusalén aclamado por las multitudes (no por las autoridades) (Mt.21:9) (Mr.11:9) (Lc.19:38) (Jn.12:13), y que volverán a ser oídas en su retorno a la ciudad en la era mesiánica, cuando sí reconocerán el tiempo de su visitación. Porque os digo que desde ahora en adelante, de ningún modo me veréis hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en Nombre del Señor! (Mateo 23:39).