GRATITUD Y ALABANZA (109) – Idolatría y juicio (11)

GRATITUD Y ALABANZA - 1INGRATITUD – Idolatría y juicio (11)

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen (Romanos 1:28).

La Biblia tiene mucho que decir de la importancia de los pensamientos. La mente del hombre es vital en su comportamiento; ganar la batalla de la mente es esencial para que nuestras acciones resulten beneficiosas para nosotros y nuestro prójimo. Somos lo que pensamos (Pr. 23:7). Renovar nuestros pensamientos con la palabra de Dios es fundamental para conocer su voluntad y andar por caminos rectos. Una mente reprobada, depravada, una mentalidad indigna, —todas ellas distintas traducciones de este texto— conduce irremediablemente a una corrupción de las acciones.

Lo vemos poco después del juicio del diluvio, cuando los hombres en lugar de expandirse y multiplicarse por la tierra, se detuvieron en la llanura de Sinar, contradiciendo la voluntad de Dios, levantando un nombre para sí mismos, elevándose en oposición a Dios y sus designios para emanciparse del Creador eligiendo sus propios caminos. La fuerza de sus pensamientos en el propósito que los unió fue clave para su realización. Unidos alrededor de un líder carismático, (Nimrod), una visión global, (levantar un gobierno mundial contra el gobierno de Dios), una misma lengua (todos hablaban el mismo lenguaje) que allanó el camino para que la ideología única fuera encauzada, dio paso a una fuerza tan poderosa que solo el juicio de confusión pudo frenar aquella locura. Observa donde comenzó todo. Nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer (Gn.11:6). En la versión LBLA dice: Nada de lo que se propongan hacer les será imposible [se les podrá impedir].

Esta es la mentalidad de nuestro tiempo. Esta es la soberbia que hemos abrazado, concebido y soltado en múltiples maneras de vivir. El texto deja claro que la voluntad determinada del hombre puede convertirse en un poder extraordinario usándolo para bien o para mal. Si el corazón es bueno, de donde emana la vida, los ojos verán lo recto, y todo el ser se llenará de luz. Pero si es malo, todo el cuerpo estará en tinieblas (Lc.11:34). Por tanto, la fuerza de nuestros pensamientos produce vida o muerte. Esta es una parte esencial de nuestra libertad para elegir. Podemos elegir. De hecho elegimos una y otra vez. Toda la Biblia enseña esta verdad. En Babel eligieron oponerse a Dios. Nabucodonosor eligió vanagloriarse de la ciudad babilónica y fue entregado con las bestias del campo hasta reconocer que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres (Dn.4:29-32). Dios lo entregó a una mente necia; de la misma manera que ha enloquecido la sabiduría de este mundo opuesto al poder de la cruz: poder de Dios y fuente de sabiduría.

         Una mentalidad depravada es consecuencia de nuestra ingratitud.

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