34 – LA LUCHA INTERIOR – La mano alzada de Moisés

Lucha interiorLa mano alzada de Moisés

Y Josué hizo como Moisés le dijo, y peleó contra Amalec; y Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. Y sucedió que mientras Moisés tenía en alto su mano, Israel prevalecía; y cuando dejaba caer la mano, prevalecía Amalec  (Éxodo 17:10-11 LBLA).

Este episodio de la primera batalla que tuvo que enfrentar Israel, una vez que entró en el desierto, tiene mucha enseñanza para nosotros. El mensaje original que Dios dio a Moisés para que llevase a Faraón fue: Deja salir a mi pueblo para que me sirva. Ahora el pueblo ha salido, ha sido redimido de la esclavitud de Egipto y la tiranía de Faraón. Sin embargo, sigue habiendo enemigos. Amalec, figura de la carne, está al acecho y ha buscado el momento oportuno para atacar a Israel.

El servicio del pueblo de Dios se lleva a cabo en medio de enemigos que se oponen al llamamiento. El diablo siempre anda alrededor buscando para impedir el cumplimiento de Dios en nuestras vidas, en nuestras familias y naciones.

¿Cómo enfrentó Moisés esta pelea? Generalmente se interpreta la subida a la cumbre del collado de Moisés, Aarón y Hur como una figura de la vida de oración, es correcto, necesitamos vida de oración en la congregación para encarar la batalla con los enemigos de nuestros avances. Pero creo que también podemos ver en Moisés al legislador, portador de la ley de Dios, la palabra de Dios. Por tanto, cuando Moisés tenía en alto su mano, —la ley de Dios debe estar levantada en nuestros corazones para hacer frente a los amalecitas, ¿Con que limpiará el joven su camino, con guardar tu palabra… en mi corazón he guardado tus dichos para  no pecar contra ti (Sal. 119:9-11)—, Israel prevalecía.

Cuando las autoridades de una nación levantan la palabra de Dios en sus leyes, el pueblo prevalece sobre la maldad; cuando los padres de familia son temerosos de Dios y ordenan sus vidas y casas según sus estatutos, la familia puede hacer frente a las bandas de amalecitas que atacarán su estabilidad. Si abandonamos la palabra de Dios como baluarte de nuestra fe, pronto nuestros pensamientos serán invadidos por corrientes ideológicas de este siglo, seremos anegados por la mentira, y el hombre carnal tomará el control.

Israel nos enseña aquí, que desde temprano en la carrera, debemos hacer frente al enemigo mediante la oración y la palabra de verdad. Si nos cansamos en mantener la confesión de nuestra fe, pronto seremos zarandeados por las circunstancias y víctimas de bandas enemigas que vienen a impedir nuestro desarrollo espiritual.

         Las manos alzadas por la verdad, y las rodillas no paralizadas de la oración, nos darán la victoria sobre Amalec.

Download PDF

Deja un comentario