41 – Orando con el salmista

Orando con el salmista - PortadaDios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo  (Salmos 46:1-3).

En medio de la fuerza de la naturaleza y la impotencia humana para contenerla, la fe en el Dios de Israel se levanta como refugio y fortaleza. La fe siempre se expresa. Se afirma sobre el poder de Dios y su palabra, por tanto, es osada, aunque no presuntuosa. Ante nosotros se levantan, no solo la fuerza de la naturaleza, sino gigantes, montes, circunstancias que pretenden devorarnos, pero el hombre de fe corre al refugio y baluarte que es Dios mismo. Fue lo que hizo David ante Goliat. El monte que se levantó ante Zorobabel fue reducido a llanura (Zacarías 4:7). Jesús dijo que si hablamos al monte con la fe puesta en Dios lo podremos echar al mar. Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe, la fe del que cree que Jesús es el Hijo de Dios, la Roca que sostiene a todo aquel que en él se refugia.

Gracias Padre porque tú eres nuestro refugio y fortaleza, nuestro auxilio en todas las tribulaciones. Ayúdanos en esta hora de rugido del mar y de las olas que pretenden devorarnos, en el nombre de Jesús.

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