HOMBRES DE VERDAD (18) – Predica la palabra (2 Parte)

Hombres de verdadHOMBRES DE VERDAD – Predica la palabra (segunda parte)

Te encargo [Te conjuro Biblia Cantera-Iglesias] solemnemente… Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción. Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos  (2 Tim.4:1-4).

Pablo es muy incisivo, enfático y persuasivo. No tiene duda alguna de que vendrá un tiempo cuando los mismos creyentes no soportarán la sana doctrina, que es conforme a la piedad. No soportarán la predicación de la verdad revelada, sino que se volverán a mitos, fábulas y vanos razonamientos haciéndolos pasar por verdad. El oído se volverá caprichoso. Cansados de oír sobre camino angosto se volverán al ancho valle. Cansados de la impopularidad buscarán la celebridad. Cansados de mensajes que ponen de manifiesto la naturaleza caída y pecaminosa del hombre, pondrán mucha atención a quienes predican sobre su propia potencialidad y capacidades ilimitadas para conseguir lo que se proponen. Cansados de no participar de los placeres temporales del pecado se volverán a la vanidad transitoria y pasajera que levanta al hombre a cumbres engañosas que acaban hundiéndolo en el fango. Cansados de la crítica y la oposición se unirán a sus enemigos para aliviar su carga y tristeza. Cansados de la cruz de Cristo fabricarán cruces de oro y plata.

Se levantarán maestros, conferenciantes llenos de anillos, trajes lujosos, sonrisas de dientes blancos, con aspecto de hombres exitosos, con una oratoria fascinante y persuasiva pero vana, con el fundamento puesto en lo que hay en el mundo: los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida. Estrellas errantes. Su engaño será manifiesto a todos. Recibirán las palabras del Maestro en su venida: «nunca os conocí, apartaos de mi hacedores de maldad».

Hoy, como ayer, el engaño se esconde detrás de un aspecto agradable, una envoltura atractiva y una puesta en escena que hechiza los sentidos y subyuga el alma a la tiranía del hombre carnal. Como profeta, Pablo se anticipó al tiempo de disolución de los principios revelados en la Escritura. Por ello deja sus últimas palabras escritas con este énfasis: «predica la palabra, insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción.  Porque vendrá un tiempo cuando… apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos». ¡Ese tiempo es hoy!

         El hombre de verdad predica la palabra y no fábulas. Se afirma en la verdad aunque predomine la mentira. No se ciñe a lo políticamente correcto; su corazón arde por la justicia y la verdad del reino de Dios.

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