HOMBRES IMPÍOS – Convierten la gracia en libertinaje
Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo (Judas 1:4)
En la carta del apóstol Judas, no el Iscariote, sino el hermano de Jesús, encontramos dos tipos distintos de hombres; ambos comparten destino, unos para salvación y otros de condenación; además forman parte de la misma congregación. Algunas personas se habían infiltrado entre los santos de Dios. Más adelante, dice el apóstol, que eran manchas en sus ágapes, se refiere a las comidas fraternales que celebraban. Se comportaban de manera indigna aunque pasaban por creyentes de la misma iglesia. Aprendieron el lenguaje «bíblico», conocían algunas doctrinas, pero su fe no era sana, porque sus almas no eran rectas, estaban llenos de sí mismos, debatían sobre doctrinas de la gracia y abusaban de ella, convirtiéndola en libertinaje. Creían que la libertad del evangelio permite dar lugar a pasiones carnales, sin freno; justificaban la práctica del pecado con una falsa doctrina del amor de Dios y la gracia de la salvación.
Estaban llenos de argumentos altivos que se levantan contra el conocimiento verdadero de Dios. Eran osados, atrevidos y contumaces cuando se les corregía. La soberbia que les dominaba ponía de manifiesto que eran hijos de perdición, aunque banqueteaban y se movían entre los hijos de Dios como personas extrovertidas y dispuestas a competir por los puestos en la iglesia como si fueran asalariados de una empresa multinacional. Justificaban su vida licenciosa y pecaminosa con un supuesto conocimiento bíblico que tuerce la doctrina de la piedad, para ajustarla a sus demandas libertinas. Confundían la libertad gloriosa de los hijos de Dios con el libertinaje que pretende llenarse de gracia abundando en el pecado. Pablo dijo: En ninguna manera (Romanos 6:1,2).
Tenemos hoy tantas manifestaciones falsas de libertad en algunos cultos que no son sino un entretenimiento vacuo que distorsiona la gracia de Dios. Existen tantas proclamaciones extralimitadas que solo exponen la vaciedad de un espíritu sin renovar. Lo paradójico es que en algunos casos estas personas dejan boquiabiertos a muchos creyentes viendo su desparpajo y osadía que pretenden imitar como verdaderos ejemplos de libertad en el Espíritu. En muchos casos no es más que una falsa libertad disfrazada de la negación de Dios y su verdadera gracia.
Algunos hombres impíos que han entrado en las congregaciones convierten en libertinaje la gracia de Dios manifestando su condenación.