Desde la fundación del mundo (3)
Porque no hará nada YHVH el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas (Amós 3:7)
Las cosas que están escondidas y ocultas necesitan ser reveladas. El plan que Dios diseñó antes de la fundación del mundo y que una vez creado el universo y la tierra dio origen al desarrollo de su voluntad. Dios desea expresar sus caminos al hombre. Y lo hace mediante aquellas personas que Él, en su soberana voluntad escoge. El Dios de la Biblia revela sus propósitos a unos pocos, en ocasiones a un solo hombre, para que a través de él sean dados a conocer al resto de los hombres. Luego elige un pueblo mediante el cual introduce su reino en la tierra, su diseño y modelo de vida, sus mandamientos y ordenanzas. Exige obediencia, pero ha creado en libertad al ser humano para que pueda elegir la vida y vivir, o la muerte y morir. Una vez que todas las cosas estaban pensadas y acordadas el Creador hizo el cielo y la tierra, puso en marcha el proceso creador, hasta llegar al hombre y la mujer. Fue a estos a quienes encargó el gobierno de la tierra, delegó en ellos su reino en la tierra. Esta es la oración que nos enseñó el Maestro: Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Está escrito: Los cielos son los cielos de YHVH; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres (Salmos 115:16). Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra… y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread… (Génesis 1:26-28). En una palabra, el Señor creó al hombre y la mujer para darles el gobierno de la tierra, es decir, que fueran mayordomos y administradores bajo la soberanía del «Dueño de la viña». El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en la tierra como embajador de los bienes recibidos para que los labrase y guardase (Génesis 2:15). Hizo un pacto con él (Oseas 6:7); le dio ordenanzas; puso límites que no debían ser traspasados, y que «reinara» sobre todo lo demás. El mayordomo fue infiel, transgredió el pacto, y se rindió a un usurpador, que engañándole, vino a ser el príncipe de este mundo. El reino fue robado y el hombre hecho esclavo en el mismo lugar donde fue puesto para gobernar. Había que recuperar el reino, y para ello se puso en marcha el plan predeterminado desde la fundación del mundo (1 Pedro 1:18-20) (Apocalipsis 13:8). El Hijo del Hombre, y Mesías –Rey, lo llevaría a cabo en dos etapas: Redención y restauración del reino perdido.
El gobierno que perdió Adán ha sido recuperado por el Mesías, y será manifestado en gloria en el reino venidero en Jerusalén.