PANORÁMICA del Nuevo Testamento – HECHOS

Anunciaron la palabraHechos de los Apóstoles

HISTORIA DEL LIBRO

El libro de los Hechos narra los acontecimientos posteriores a la ascensión de Jesús, así como el surgimiento de la congregación de Dios en Jerusalén, después del derramamiento del Espíritu Santo. El evangelio es difundido por todo Israel; luego llega a los pueblos gentiles, hasta llenar todo el Imperio Romano y el mundo conocido (Col.1:23). Este libro es la narración esencialmente de dos de los apóstoles, Pedro y Pablo, aunque encontramos el testimonio de muchos otros; pero sobre todo podemos denominarlo los hechos del Espíritu Santo. Es la tercera Persona de la Trinidad quien pone en marcha a los discípulos y obra con poder las maravillas y prodigios que llegarán hasta nuestros días. Se escribió alrededor del año 63 d.C., dos años después del encarcelamiento de Pablo en Roma, y antes de conocerse el veredicto al que sería sometido el apóstol de los gentiles.

Su autor es Lucas, y enlaza su mensaje con el final del evangelio que lleva su nombre. Según se cree ambos libros formaron parte de una misma obra inicialmente. Este documento histórico que narra el desarrollo de la incipiente iglesia primitiva podemos dividirlo en tres grandes partes. Veamos.

1.- Comienzo del movimiento judeocristiano en Jerusalén (1:15-8:3).

  • Matías, sucesor de Judas.
  • Derramamiento del Espíritu Santo.
  • Predicación de Pedro.
  • Problemas con las autoridades.
  • Muerte de Esteban.
  • Persecución a la predicación del evangelio.

2.- La expansión del evangelio desde Jerusalén (8:4-12:25).

  • Predicación de Felipe en Samaria.
  • Conversión de Saulo de Tarso (Pablo).
  • Conversión de Cornelio (El evangelio a los gentiles).
  • La iglesia en Antioquia.
  • Persecución de la iglesia.

3.- El evangelio a todo el mundo conocido

  • Primer viaje misionero de Pablo y Bernabé.
  • El concilio de Jerusalén.
  • Segundo viaje misionero de Pablo.
  • Tercer viaje misionero de Pablo.
  • Prisiones del apóstol en Jerusalén, Cesárea y Roma.

Es interesante observar que cada una de las tres partes en que hemos dividido el libro de Hechos termina con persecución de la iglesia y los discípulos de Jesús mientras realizaban la obra evangelizadora en el mundo.

ENSEÑANZAS Y TEMAS

El libro de los Hechos es historia, la historia de los comienzos del gran movimiento cristiano que se ha extendido por todo el mundo llegando hasta nosotros hoy. Narra el desarrollo de las múltiples vicisitudes y acontecimientos que dieron lugar al establecimiento de la iglesia del Señor desde Jerusalén. Es primordial para nosotros, la iglesia de Dios del siglo XXI, que miremos al modelo original que encontramos en este libro único. En él nos encontraremos con el desarrollo espectacular del evangelio en todo el orbe conocido, que siempre debe ser nuestra fuente de inspiración y referencia a imitar, dependiendo en todo momento del Espíritu de Dios que es quien impulsa sobrenaturalmente su obra. Hagamos un breve recorrido por los cuatro temas principales con los que nos encontramos en la narración de Lucas.

  1. El Espíritu Santo

Jesús prometió a los discípulos que enviaría la promesa del Padre, es decir, el Espíritu Santo (Hch.1:4); no los dejaría solos ante la gran obra. Jesús mismo les dijo que el Espíritu Santo sería en ellos «poder» para ser testigos de su resurrección (1:8). Llegó el día de Pentecostés (2:4) con manifestaciones nuevas de su venida. «Comenzaron a hablar en lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen». Pedro dijo que la promesa del Espíritu Santo, tal y como ellos la habían recibido, era «para nuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare»  (2:39). Eso significa que es también para nosotros hoy. Veamos un resumen de la llegada de la promesa del Padre y sus consecuencias en la vida de los discípulos.

  • La venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés (2:1-4), y los posteriores derramamientos dieron valor a los discípulos para enfrentar las adversidades (4:8 ss.), y para hablar la palabra del Señor sin miedo ni vergüenza (4:31,33).
  • El Espíritu de Dios es un testigo más de lo que había sucedido en Jerusalén junto con los discípulos (5:32).
  • Capacitaba a los hombres para cumplir con su labor fuera del tipo que fuera (6:3-5).
  • El don del Espíritu Santo es transmitido por los apóstoles a los que creían en Jesús (8:14,15,17).
  • También hablaba a los discípulos para llevar a cabo la misión (8:29)  (10:19) (11:21) (13:2,4)  (16:6,7) (21:4,11) (28:25) ¿Cómo lo hacía?  Unas veces mediante una voz interior clara y que no admitía duda. (8:29) (10:19). Otras a través de un discípulo o profeta (21:4,11).
  • En casa de Cornelio vino el Espíritu Santo como el día de Pentecostés; lo supieron «porque les oían que hablaban en lenguas y que magnificaban a Dios»  (10:45,46;  11:15).
  • Es el Espíritu Santo quién toma la iniciativa de la obra misionera y escoge a los vasos elegidos para la misión (13:2-4).
  • El Espíritu Santo dirigía la iglesia y daba soluciones en momentos difíciles como en el primer concilio en Jerusalén (15:28). A la vez los apóstoles eran los instrumentos para llevar a cabo su voluntad (16:6,7).
  • En la ciudad de Éfeso el Espíritu fue derramado sobre los discípulos y tuvieron la misma experiencia que el día de Pentecostés: «Vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaron en lenguas y profetizaban»  (19:6).
  • También escogía a los responsables para el ministerio en las congregaciones locales (20:28).

Todas estas manifestaciones y experiencias son para todos los siglos; también para nosotros hoy. La iglesia de Dios en nuestros días ha de funcionar con las bases y principios de la iglesia primitiva. La experiencia de los apóstoles y discípulos el día de Pentecostés, y en momentos posteriores a ser llenos del Espíritu, debe ser un patrón repetido en nuestros días sin estridencias ni manipulaciones indeseadas.

  1. El Mensaje (La Palabra)

La predicación del mensaje de la palabra de Dios es otro de los temas que resalta este libro. Vemos la importancia de hablar, oír, recibir o rechazar el mensaje de Dios. Primeramente el énfasis está puesto en hablar o predicar, no pensamientos o filosofías humanas, sino la palabra de Dios; que en síntesis consiste en el evangelio: la muerte y resurrección de Jesús, «conforme a las Escrituras» (1 Co.15:1-7). Luego vemos que había muchos que oían el mensaje y lo recibían (2:41) (11:1); otros lo rechazaban (13:46) (14:1,2). En recibir o rechazar «las palabras de esta vida» (5:29), está la salvación o perdición de los hombres. Esa palabra, en esencia, es el evangelio de Dios.

  1. Los Mensajeros (los discípulos)

Dios ha escogido hombres y mujeres para que anuncien este mensaje glorioso en la unción del Espíritu Santo. En el libro de Hechos vemos un gran número de siervos de Dios que se pusieron a la disposición del Espíritu Santo para llenar el mundo con el evangelio de la gracia de Dios. Primero encontramos a 120 (1:15) reunidos en oración y alabanza. Entre ellos estaban los doce apóstoles como pilares de la doctrina del Maestro, así como María y otras mujeres (1:4). Luego Juan y Pedro sobresalen en su labor (3:1; 4:13). Los seis diáconos (Felipe, Esteban, Prócoro, Nicanor, Timón y Pármenas) (6:5). Los desconocidos, «unos varones» (11:20) que anunciaron el evangelio también a los griegos. Saulo (Pablo) y Bernabé (13:2). Juan (Marcos) el ayudante de Pablo y Bernabé que se volvió atrás en el primer viaje misionero (13:5,13), aunque más adelante fue útil para la obra del Señor (2 Ti.4:11). Pablo y Silas (15:40). Bernabé y Marcos (15:39). Encontramos también una listad de colaboradores del apóstol Pablo:

  • Timoteo (16:1-3)
  • Lucas (16:6-10 «Procuramos»)
  • Aquila y Priscila (18:20)
  • Apolos (18:24 ss.)
  • Sópater de Berea (20:4)
  • Aristarco (20:4)
  • Segundo (20:4)
  • Gayo de Derbe (20:4)
  • Tíquico y Trófimo de Asia (20:4)

Como podemos ver hallamos un gran número de mensajeros o discípulos del Señor que dedicaron sus vidas a la extensión del reino de Dios. Luego, en cada ciudad donde Pablo fundaba una congregación, «constituyeron ancianos» para afianzar, establecer y continuar la obra (14:23) (20:17) (1 Tim.5:17) (Tito 1:5; 2:2) (Stg. 5:14) (1 Pedro 5:1-5). Otro aspecto importante que encontramos es que siempre vemos a dos o más discípulos trabajando juntos, nunca a una persona sola. Esto nos recuerda el modelo que estableció el Señor (Lc.10:1).

  1. La Iglesia

La traducción del término griego «eklessia», vocablo que procede de la palabra «kahal» en hebreo, es «asamblea» o «congregación» de aquellos que «Cristo ha llamado de las tinieblas a su luz admirable» (Col.1:13) (1 P.2:9). La iglesia como asamblea o congregación ya existía en el Antiguo Testamento, ahora bien, la iglesia cristiana del N.T. comienza o surge en el momento cuando el Espíritu Santo desciende y crea la comunión del cuerpo de Cristo en la tierra. Sin embargo, en muchos casos el término iglesia ha venido a significar una institución perdiendo el contenido primario del concepto. También hemos confundido en la práctica la iglesia con el lugar de reunión, el libro de los Hechos de los apóstoles revela con claridad que nos hemos alejado mucho de lo que fue en su origen.

La congregación o iglesia de los redimidos comenzó con 120 personas (1:15), luego se convirtieron 3.000 más (2:41). Después se habla de 5.000 varones, que pueden haber sido unas 15.000 personas incluyendo mujeres y niños. Luego se habla de una multitud (4:32); para más adelante decir que el número de los discípulos se multiplicaba en Jerusalén (6:7). El crecimiento de las congregaciones llegó a toda Judea, Galilea y Samaria, que siendo edificadas, andaban en el temor del Señor, y crecían fortalecidas por el Espíritu Santo (9:31). Más adelante nos encontramos con que cada día surgían iglesias. «Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día» (16:5). La marcha del evangelio era imparable, llegando a Europa mediante una visión que el Señor le dio a Pablo en la cual vio a un varón macedonio que le dijo: «pasa a Macedonia y ayúdanos» (16:6-10). Esa fue la base sobre la que todo un continente fue establecido progresivamente en los principios y valores del reino de Dios que fundamentan sus raíces en una concepción judeocristiana de la vida. El autor de los Hechos reseña finalmente que en la ciudad de Jerusalén, de donde había salido el mensaje a todas las naciones conocidas, eran millares los judíos que habían creído el evangelio (21:20). Millares significa en el texto griego diez miles de judíos que habían creído que Yeshúa —Jesús— era el Mesías de Israel. El crecimiento fue espectacular, y el reino de Dios se expandió como una levadura que leudó la gran masa de naciones gentiles con la verdad emanada del evangelio (Mt.13:33). Un evangelio en el que inquirieron e indagaron diligentemente los profetas de Israel acerca de la gracia destinada a vosotros y la salvación resultante (1 P.1:10-12).

La iglesia o congregación de Dios fue formada por los que recibieron la palabra del evangelio (2:41) y fueron bautizados como resultado de su fe en Jesús, formando así la comunión de todos los creyentes. Estos estaban juntos (2:42) y perseveraban en:

  • La doctrina de los apóstoles.
  • La comunión unos con otros.
  • El partimiento del pan.
  • Las oraciones.

Cada día se reunían en el templo y en las casas (2:46). Observa: en el templo y por las casas (5:42). Había templo en la ciudad de Jerusalén, capital de Judea, aunque estuviera bajo la tutela de Roma. Aún no había sido destruido, suceso que tuvo lugar en el año 70 d.C. tras la rebelión de los judíos nacionalistas o zelotes. Por otro lado «las casas» fueron un baluarte para el desarrollo de las comunidades nacientes de creyentes en las que se afianzaba la enseñanza apostólica, las oraciones y la comunión unos con otros (Hch.5:42; 16:11-15 ss. 28:30). La iglesia no construyó lugares de culto de manera estable hasta principios del siglo IV. En cada ciudad y provincia existían iglesias locales con un liderazgo espiritual  (14:23). Las reuniones o cultos se componían de himnos, oraciones y enseñanza de las Escrituras. Celebraban la santa cena o partimiento del pan; compartiendo el mensaje de esperanza y salvación con judíos y gentiles.

En la iglesia del Nuevo Testamento se administraban dos sacramentos: El bautismo y la santa cena. El bautismo era el inicio de la vida cristiana.  Inmediatamente después de recibir la palabra eran bautizados.  Encontramos muchos ejemplos de esta práctica (2:41) (8:12) (8:35-39) (9:17,18) (10:47) (16:14,15) (16:31-33). La santa cena se hace en memoria de Cristo (1 Co.11:24,25). El pan es símbolo de su cuerpo y nos habla de un solo Cuerpo con muchos miembros. El vino es símbolo de la sangre de Jesús, señal del Nuevo Pacto que borra nuestros pecados.

La oración y el ayuno eran parte esencial en el desarrollo de las comunidades primitivas. En una reunión de oración y ayuno vino el Espíritu Santo (1:4;  2:1-4). Algunos otros ejemplos los encontramos en los siguientes textos: (3:1) (4:24-31) (6:4) (9:11) (10:9) (12:5,12) (13:1-3) (16:13,16) (20:36) (28:8).

EFESIOS (6) - el misterio del evangelioPREGUNTAS Y REPASO

1.-  ¿Quién escribió el libro de los Hechos?

2.-  Haz un breve resumen de la temática de este libro

3.-  ¿En qué capítulo se narra el día de Pentecostés?

       Anota otros pasajes donde hubo experiencias similares.

4.-  ¿Qué  labor tuvo el Espíritu Santo en la iglesia primitiva?

5.-  Lee Hch. 2:39 y responde: ¿cuál es la promesa? Y ¿Para quiénes es dada esta promesa?

6.-  En Hch. 2:14-40 tenemos el primer discurso de Pedro con la conversión de 3.000 personas (2:41). Señala las partes básicas del mencionado discurso.

7.- Haz una relación con varios de los apóstoles y discípulos que resaltan en  este libro.  ¿Por qué crees que sobresalieron?

8.-  Haz un resumen general con las características que encuentras de la iglesia primitiva.

Download PDF

Deja un comentario