El Señor sostiene a todos los que caen, y levanta a todos los oprimidos. A ti miran los ojos de todos, y a su tiempo tú les das su alimento. Abres tu mano, y sacias el deseo de todo ser viviente… El Señor está cerca de todos los que le invocan, de todos los que le invocan en verdad. Cumplirá el deseo de los que le temen, también escuchará su clamor y los salvará. El Señor guarda a todos los que le aman… mi boca proclamará la alabanza del Señor; y toda carne bendecirá su santo nombre eternamente y para siempre (Salmos 145:14-21).
Y la tercera parte de este salmo nos introduce a la acción del Rey sobre sus siervos que viven bajo el gobierno de su reino. Meditemos. El nos sostiene cuando caemos, por tanto, es posible vivir dentro del reino y tener tropiezos. El nos levanta cuando estamos oprimidos, luego, podemos experimentar opresión viviendo en el reino. Nos da el alimento. Sacia, no solo de comida, si no de su palabra, para alimentar al hombre completo: espíritu, alma y cuerpo. El sacia el deseo de todo ser viviente. Ese deseo no tiene que ver con excentricidades, si no con las necesidades a las que estamos sometidos y que deseamos ver suplidas. Podemos invocar su nombre en todo momento, hacerlo en verdad, y experimentar la cercanía del Señor, su auxilio. Podemos expresar nuestros deseos bajo el temor de Dios y verlos cumplidos. No caprichos. No antojos. Los hijos del reino están disciplinados, viven bajo autoridad y conocen la voluntad del Padre para desearla. El Señor del reino escuchará nuestro clamor en la angustia y nos salvará. Está cercano a todos los que le invocan. Somos guardados porque le amamos. Por tanto, nuestra boca está llena de su alabanza, y todo nuestro ser bendecirá su santo nombre, eternamente y para siempre ¡Aleluya! Nuestro hombre nos ha presentado al Rey, la majestad de su reino y el gobierno sobre los que viven en sus dominios. Si aún no estás dentro, invoca su nombre, el nombre de Jesús. El es la puerta al reino.
Padre, gracias por el Rey, por el reino, y por los hijos del reino. Sigue tu obra de restauración en Israel, en España y las naciones. Amén.