La justicia de Dios
Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción (Romanos 3:21-22 LBLA)
La ira de Dios, su justo juicio; la ley que es insuficiente; la circuncisión también, y el pecado que hemos heredado; todo ello coloca al hombre en una posición insostenible. Delante de Dios, un Dios santo, con unas demandas imposibles de cumplir por la imposibilidad de una naturaleza mala e impotente para alcanzar la justicia más elevada de Dios, estamos vendidos. El veredicto no tiene margen de error: culpables. La sentencia es la muerte. Para Dios sí hay pena de muerte, aunque tarde un tiempo en llegar. La paga del pecado es muerte. La consecuencia de vivir en la carne, según las apetencias del hombre caído, es condenación. Muerte eterna. Separados de Dios. Condenados al abismo y el lago de fuego. El Hades nos espera sin esperanza. La cárcel perpetua es nuestro destino. ¿Cómo escaparemos? (Heb. 2:3). ¿Quién nos librará de este cuerpo de muerte? (Rom. 7:24). Dios es fuego consumidor (Heb. 12:29). … y yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro… Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro (Apc. 5:1-5).
Hay uno que ha vencido para libertarnos. Hay uno que dispuso su voluntad para venir en nuestro rescate. Entonces dijo: He aquí, yo he venido para hacer tu voluntad… Por esta voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida de una vez para siempre (Heb. 10:9,10). Jesús dispuso su voluntad y dio su vida en rescate por muchos. En esa voluntad el destino de millones de hombres y mujeres ha cambiado para toda la eternidad.
La justicia de Dios ha sido satisfecha por el justo. ¡Hay un justo! El justo por los injustos, para llevarnos a Dios (1 Pedro 3:18). La ecuación ha sido resuelta. ¿Qué ecuación? La de encontrar una respuesta que despeje la incógnita y solucione la ira, el juicio, la ley, el pecado y la justicia de Dios. Como está escrito: Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en El (2 Co.5:21). Es el misterio de la redención que necesita ser revelado por el Espíritu y la Escritura. Porque «el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo».
En el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe y para fe… (Ro.1:17).