40 – Orando con el salmista

Orando con el salmista - PortadaHazme justicia, oh Dios, y defiende mi causa contra una nación impía; líbrame del hombre engañoso e injusto  (Salmos 43:1).

La impiedad de una nación se manifiesta siempre a través de personas engañosas e injustas. Cuando predominan los impíos el pueblo gime (Pr.29:2). En esas condiciones se hace indispensable que la causa de los justos sea oída, para ser defendida, por el Dios justo. La causa de un justo, en medio de una nación impía, necesita ser presentada en el cielo para ser defendida. Cuando predomina la iniquidad y la corrupción, es fácil ser presa de la maldad dominante. Pero hemos sido llamados a ser luz en medio de una generación torcida resplandeciendo como luminares en el mundo; a no conformarnos con la impiedad predominante. El justo Lot sentía su alma justa atormentada cada día por los hechos inicuos de sus vecinos, entregados de continuo a la disolución sensual y libertina (2 Pedro 2:6-9). La causa de Lot fue atendida por Dios y lo libró, junto con su familia, del juicio sobre Sodoma y Gomorra. Su tío Abrahán había elevado su intercesión a Dios por la causa de los justos en esas ciudades. Es la misma verdad que nos enseña el profeta en Isaías 30:19.

Padre, presentamos la causa justa de Israel ante tu Trono, para que sea restaurado en la tierra que le diste a Abrahán y su descendencia para siempre, y que la justicia resplandezca en nuestra nación también. Amén.

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