HOMBRES IMPÍOS (15) – Se oponen al evangelio

Hombres impíosHombres impíos – Se oponen al evangelio

Y en nada intimidados por los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de salvación; y esto de Dios      (Filipenses 1:28).

Podemos decir que el mensaje del evangelio, en toda su amplitud, es el programa de Dios para el hombre. Si se resiste ese plan no hay otro plan. Cuando lo hacemos ponemos de manifiesto el estado de nuestro obstinado corazón. Resistir el evangelio es resistir a Dios, exactamente lo contrario del mensaje que anuncia la Escritura: Someteos a Dios, resistid al diablo, y huirá de vosotros (Santiago 4:7). También se puede resistir el evangelio anunciando «otro evangelio» arrastrando a muchos a la propia condenación.

Oponerse al evangelio después de haberlo oído claramente nos coloca en una posición desfavorable delante de Dios. Anunciar un evangelio falso incrementa esa responsabilidad porque seremos responsables, no solo de nosotros mismos, sino del perjuicio causado a otras personas. Jesús dijo que mejor le sería atarse una piedra de molino y echarse al mar (Mateo 18:6). También habló de quienes recorren tierra y mar para hacer un prosélito, y luego hacerlo un hijo del infierno (Mateo 23:15).

Por otro lado, quienes anuncian el evangelio de Dios para beneficio de muchos se dice de ellos que sus pies son hermosos (Romanos 10:15). Colocan a sus semejantes en la posición de ser bendecidos eternamente. Después de haber oído (porque hay alguien que lo ha anunciado) la palabra de verdad, el evangelio de la salvación, y habiendo creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa para alcanzar la herencia de la redención (Efesios 1:13,14).

Es un gran privilegio y una responsabilidad anunciar el evangelio de Dios haciéndolo debidamente. Pablo combatía por la fe del evangelio para traer a las naciones a la obediencia de la fe (Romanos 1:5). Su celo le llevó a una declaración durísima sobre Elimas el mago, quién estaba procurando apartar de la fe al procónsul Sergio Paulo (Hechos 13:6-12). Más tarde enseñaría que el siervo del Señor debe ser amable […] que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él (2 Timoteo 2:25,26). Eso no excluye la verdad expuesta en otro lugar, donde se dice: es justo delante de Dios… dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio… los cuales sufrirán pena de eterna perdición (2 Tesalonicenses 1:6-10).

Hay un fin doloroso para quienes no obedecen el evangelio de Dios (1 Pedro 4:17). Esta verdad no admite dudas en la Escritura.

         Oponerse al evangelio de Dios es cerrar la puerta a la vida eterna.

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