No glorificaron a Dios – La generación de Noé (2)
Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal… Más Noé halló gracia… Noé andaba con Dios (Génesis 6:5,8,9 LBLA).
La actitud de no darle la gloria a Dios por los bienes recibidos actúa como disolvente que carcome lo mejor de una sociedad. La ingratitud produce muy pronto el olvido de los tiempos de bonanza y la gracia que nos sostuvo; a la vez levanta otros dioses falsos como benefactores de nuestros logros. Uno de los ídolos predominantes de nuestro tiempo es la potencialidad humana como fuente de recursos que nos conduce a la emancipación del Creador colocando al hombre en el centro de todas las cosas. Pronto asumimos que podemos vivir al margen de las leyes del Universo, transgrediendo y manipulando a nuestro antojo los principios y valores universales constituyéndonos en nuestro propio dios.
Sacamos y desgastamos los recursos de la naturaleza en una espiral de consumo desproporcionado con el único fin de enriquecernos para dominar a nuestros semejantes, creyéndonos señores de nuestro destino al margen del Hacedor de todas las cosas.
La ingratitud corrompe nuestros pensamientos de tal forma que solo pensamos en hacer el mal. Y para establecer la obstinación de un razonamiento altivo y soberbio recurrimos a la violencia como medio para establecer nuestro dominio. Esa violencia no necesariamente debe ser física, como en la mayoría de los tiempos pasados, hoy toma otras formas más sutiles para doblegar voluntades (manipulación informativa, lenguaje inclusivo plagado de eufemismos donde las palabras significan lo contrario que su sentido original) pero siempre con el mismo objetivo: conseguir el sometimiento a un proyecto, una agenda, una ideología previamente establecida como dogma único. Es el mismo proceso de la generación de Noé.
Jesús enseñó que los días finales que preceden a su venida estarán llenos de materialismo, consumismo y hedonismo, viviendo despreocupados y ajenos al drama que los acecha (Lucas 17:26,27). La violencia también era un denominador común (Génesis 6:11,13). Vivian ignorando la inminencia del juicio que se avecinaba, creyendo ingenuamente que sus obras pasaban desapercibidas y nunca darían cuenta de sus hechos. Sin embargo, nuestro texto comienza mostrándonos que el cielo sabía cuál era la actitud de los hombres en los días de Noé, incluso conocía las intenciones de sus pensamientos: vivir para hacer el mal. Pero el foco de Dios fue puesto sobre un hombre que halló gracia y andaba con Él. A partir de este hombre el Eterno quiso librar aquella generación del juicio inminente.
Cuando los hombres se corrompen y toda una generación queda atrapada en el juicio Dios busca un hombre para advertirla y rescatarla.