Capítulo 2
EDOM ENEMIGO DE ISRAEL
- El reino y los reyes de Edom (Génesis 31,43).
- Los enemigos de Israel (Salmos 83:3-7).
- Las obras de la carne de Edom (Amós 1:11-12)
- El juicio de Dios sobre Edom (Isaías 34:6).
- El profeta Jeremías sobre Edom (I) (Jeremías 49:20).
- El profeta Jeremías sobre Edom (II) (Jeremías 49:20 LBLA).
- El profeta Jeremías sobre Edom (III) (Jeremías 49:20).
- El profeta Abdías sobre Edom (I) (Abdías 1 LBLA).
- El profeta Abdías sobre Edom (II) (Abdías 10 LBLA).
- El profeta Abdías sobre Edom (III) (Abdías 15 LBLA).
- El profeta Abdías sobre Edom (IV) (Abdías 17,21 LBLA).
- El profeta Ezequiel sobre Edom (I) (Ezequiel 25:12-14 LBLA).
- El profeta Ezequiel sobre Edom (II) (Ezequiel 35:1-5 LBLA).
- El profeta Ezequiel sobre Edom (III) (Ezequiel 35:6 LBLA).
- El profeta Ezequiel sobre Edom (IV) (Ezequiel 35:10 LBLA).
- El profeta Ezequiel sobre Edom (V) (Ezequiel 35:12 LBLA).
- El profeta Malaquías sobre Edom (Malaquías 1:4 LBLA).
El reino y los reyes de Edom
Estos son los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes de que rey alguno reinara sobre los hijos de Israel… Estos son los jefes de Edom, es decir, Esaú, padre de los edomitas, según sus moradas en la tierra de su posesión (Génesis 31,43).
Si Esaú representa el reinado de la carne, en este texto vemos que es anterior al reinado davídico. Esaú fue reino antes que Israel. Nacemos bajo el gobierno de un rey edomita, hijo de la carne, y necesitamos un traslado al reino de su amado Hijo Jesús. Es lo que nos dice el apóstol de los gentiles en Colosenses 1:13.
Esaú está opuesto a Dios pero mantiene un reino. Dios le permitió poseer el monte Seir, donde se establecieron de manera inexpugnable hasta la caída del juicio de Dios. Se dice que Petra, la ciudad jordana, famosa por su excavación en la roca, formaba parte del reino de Edom. Creyeron ver en ella una fortaleza inexpugnable, lo cual les hizo soberbios de tal forma que pensaron que ni el Dios de Israel podría derribarlos. La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que habitas en las hendiduras de la peña, en las alturas de tu morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará por tierra? Aunque te remontes como el águila, y aunque entre las estrellas pongas tu nido, de allí te derribaré, declara el Señor (Abdías 3,4).
Edom ya era reino cuando Israel iba de camino a heredar la promesa de la tierra de Canaán. Moisés envió mensajeros al rey de Edom para que pudieran pasar por su territorio, pagando los gastos ocasionados, pero no se lo permitieron. La naturaleza de Esaú se impuso: Por tu espada vivirás (Gn. 27:40). La violencia y falta de compasión era su hábitat natural. No permitió a Israel pasar por su tierra, por lo que tuvieron que dar un gran rodeo (Núm. 20:14-21). Mantuvo el enojo, el rencor y la violencia. Habían pasado muchos años desde la enemistad de Esaú hacia Jacob, pero el rencor seguía vivo en sus descendientes. No hay reconciliación posible entre la carne y el Espíritu. Estos se oponen entre sí.
La historia de Israel nos muestra también que en ciertas ocasiones se dejaron contaminar por las formas, hábitos y sistemas de la naturaleza de Esaú. Llegado el momento pidieron un rey para ser igual que las naciones vecinas. De la misma manera, los creyentes carnales dejan que gobierne sus vidas las pasiones de la carne. La historia de la iglesia no es mejor que la historia de Israel. Ambas tienen aspectos comunes. Los gálatas comenzaron por el Espíritu, tras la predicación de Pablo, y se volvieron a los viejos rudimentos de la naturaleza edomita.
El hombre nuevo pertenece al reino de Dios y no debe imitar a Esaú.