GRATITUD Y ALABANZA ( 9 ) – Sacrificio de alabanza ( 4 )

GRATITUD Y ALABANZA - 1Sacrificios de alabanza y gratitud (4)

Bendeciré al Señor en todo tiempo; continuamente estará su alabanza en mi boca. En el Señor se gloriará mi alma; lo oirán los humildes y se regocijarán. Engrandeced al Señor conmigo, y exaltemos a una su nombre. Busqué al Señor, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores (Salmos 34:1-4 LBLA).

A lo largo de nuestras vidas atravesamos un sinfín de circunstancias muy diversas. Vivimos etapas de gran regocijo con otras de duelo y dolor. Todas ellas forman parte del devenir humano, el peregrinaje al que estamos llamados como hijos de Dios. La Escritura no ignora esta realidad en sus múltiples facetas. El apóstol Santiago escribe: ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados (Santiago 5:13-15).

Afligidos, alegres o enfermos, todas ellas experiencias que se presentan en nuestras vidas en alguna ocasión. Hay una respuesta para cada una de ellas, pero la que las une a todas en una misma expresión es la que nos da el salmista en nuestro salmo: Bendeciré al Señor en todo tiempo. Porque nuestra adoración y exaltación a Dios no depende de las circunstancias sino de nuestro corazón rendido a su soberanía. Él es Señor, y como tal, en todo momento recibe nuestra alabanza y gratitud, al margen de cuáles sean nuestras circunstancias. Tal vez no podremos expresarlas siempre con el mismo tono vigoroso, pero en nuestros corazones hay un adorador que le ama y bendice en todo tiempo.

Cuando recibí del Señor el impulso para iniciar esta nueva serie sobre gratitud y alabanza estaba atravesando un periodo de dolor en mi vida. Había tenido una crisis de próstata una madrugada de hace quince días, tuve que ir a urgencias médicas donde me colocaran una sonda vesical para poder vaciar la vejiga. Así he estado las últimas dos semanas hasta que hoy mismo me la han quitado. Durante estos días de baja laboral comprendí que debía comenzar este nuevo tema precisamente sobre la gratitud. No es fácil. Hay dolor, preocupación, incertidumbre, malestar, la vida se torna distinta. Como suelo decir: que mal se está cuando se está mal. Sin embargo, la Escritura dice: Continuamente estará su alabanza en mi boca… Engrandeced al Señor conmigo, y exaltemos a una su nombre… Lo he cantado en multitud de ocasiones a lo largo de mi vida: ¡me libro de todos mis temores!

         Suave y hermosa es la alabanza. Bendeciré al Señor en todo tiempo. En el Señor se gloriará mi alma. Lo busqué y Él me oyó… Alabado sea.

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