274 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoConsideraciones finales (5) – Prometido desde la fundación del mundo

Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mateo 25: 34)

Hay verdades escondidas que vienen a la luz en el momento cuando Dios envía su revelación. Lo hace mediante «la palabra», la misma que originó todas las cosas en el comienzo. Jesús enseña que en el mismo momento cuando fue creado el mundo, también fue preparado el reino que más tarde sería revelado progresivamente. Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Co.2:9).

El Maestro enseñó en parábolas cosas escondidas desde la fundación del mundo (Mt.13:35). Especialmente acerca del reino de Dios. Fue su primer mensaje al iniciar su ministerio, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio (Mr.1:15).

El reino de Dios fue prometido desde la fundación del mundo, y su manifestación progresiva la encontramos en la Escritura desde Génesis hasta la aparición del Mesías, el hijo de la promesa, la simiente que había de venir. Jesús trajo la manifestación del reino a Israel en una dimensión única mediante las obras de Dios: milagros, sanidades y expulsión de demonios. Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros (Lc.11:20). Y lo será en una dimensión mayor cuando se manifieste en su segunda venida estableciendo su reino milenial en Jerusalén.

En el recorrido que hemos hecho en esta serie bajo el título “los orígenes del reino” hemos visto que fue prometido a Abraham, a quien se le dio la promesa de que sería heredero del mundo (Ro.4:13), mediante la justicia de la fe. Y todos los que son hijos de la fe de Abraham son herederos de la misma promesa. Esa promesa la hemos encontrado en el recorrido de las Escrituras que hemos hecho anteriormente.

Viene por la simiente de Abraham, Isaac y Jacob. Luego mediante la tribu de Judá. Lo profetizó Jacob: No será quitado el cetro de Judá… hasta que venga Siloh [un término mesiánico, que anuncia el futuro rey de Israel]; y a él se congregarán los pueblos (Gn.49:8-10). El pueblo de la promesa (Israel) se asentó en la tierra dada a Abraham y su descendencia para ser luz a las naciones. De este pueblo nació el Mesías anunciado (la salvación viene de los judíos) para manifestar a Israel y las naciones el reino prometido desde la fundación del mundo. El Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará… y su reino no tendrá fin (Lc.1:32,33); le dijo el ángel a María. Recordemos ahora el pacto con la casa de David.

         Jesús enseña que el reino fue preparado desde la fundación del mundo.

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