HOMBRES IMPÍOS – Hipócritas (7)
¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno (Mateo 23:33)
Cuando llegamos al capítulo veintitrés del evangelio de Mateo nos encontramos con el discurso más duro que Jesús realizó a lo largo de su ministerio. La hipocresía de quienes representaban el legalismo religioso más estricto de la época atrajo las críticas más feroces del Maestro. En su origen fueron «los separados», significado de fariseos. Surgió como respuesta a la asimilación helenista, pero derivó paulatinamente en un legalismo exacerbado que debe hacernos reflexionar.
En nuestro texto se les llama generación de víboras, sin escapatoria de la condenación del infierno. Antes el Maestro había denunciado su actitud por no entrar en el reino e impedir que otros lo hicieran (Mateo 23:13). Se habían convertido en piedra de tropiezo. Devoraban las casas de las viudas y como pretexto hacían largas oraciones (Mateo 23:14,15). Diezmaban la menta, el eneldo, y el comino, pero abandonaban lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe (Mateo 23:23). Su ceguera les llevaba a colar el mosquito y tragarse el camello (Mateo 23:24), poniendo el énfasis en lo intrascendente olvidando los aspectos relevantes de la ley de Dios, que en palabras del profeta Miqueas significaba: hacer justicia, amar misericordia, y humillarse ante Dios (Miqueas 6:8). Ponían su atención en el cumplimiento detallado de los aspectos externos de la ley como limpiar el exterior del vaso y el plato pero por dentro estaban llenos de robo e injusticia (Mateo 23:25).
Se olvidaban que la contaminación no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella, porque sale del corazón: malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias; esas cosas son lo que verdaderamente contamina al hombre (Mateo 15:17-20). Jesús también los llamó sepulcros blanqueados, por fuera se mostraban hermosos, pero por dentro están llenos de inmundicia y huesos de muertos (Mateo 23:27).
Exteriormente aparecían como justos delante de los hombres pero por dentro estaban llenos de hipocresía e iniquidad (Mateo 23:28). Según la afirmación de Jesús, que conoce el corazón de los hombres, tenían muy difícil escapar de la condenación del infierno (Mateo 23:33). Estas palabras son una grave advertencia para todos nosotros. Caer en el legalismo religioso puede ser muy fácil si en nuestro corazón hemos anidado la hipocresía. Por eso, sobre toda cosa guardada, guarda el corazón, porque de él mana la vida (Proverbios 4:23).
La hipocresía constituye un verdadero enemigo de la vida espiritual que libera el legalismo y la dureza del corazón que conduce a la condenación.