23 – LA LUCHA INTERIOR – El profeta Abdías sobre Edom (3)

Lucha interiorEl profeta Abdías sobre Edom (III)

Porque se acerca el día del Señor sobre todas las naciones. Como tú has hecho, te será hecho; tus acciones recaerán sobre tu cabeza  (Abdías 15 LBLA).

A la generación de Noé le sorprendió el inminente juicio de Dios aunque tuvieron un pregonero de justicia en el constructor del arca. Poco después la generación de Lot cometió el mismo error, vivían en inmoralidad, ociosidad, violencia y un hedonismo insoportable, hasta que el fuego que cayó del cielo los sorprendió a todos, sólo Lot y sus dos hijas escaparon. Por su parte el profeta Jonás anuncio un juicio a la ciudad de Nínive dentro de cuarenta días y se arrepintieron proclamando un ayuno hasta de las bestias. Dios retrasó el juicio y aquella generación de Jonás no tuvo que sufrirlo.

Está escrito: No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará (Gá. 6:7). Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio (Heb. 9:27). Y también que la ira de Dios se rebela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad (Ro.1:18). Sin embargo, nuestra generación vive a espaldas de estas verdades reveladas una y otra vez. Prefiere repetir el mismo error de generaciones pasadas e ignorar el inminente juicio de Dios sobre todas las naciones. Es el mensaje de muchos de los profetas de Israel, entre ellos Abdías.

La variante en el mensaje de este profeta es que el juicio viene a las naciones por el trato dado a Israel, y esto concuerda con otras Escrituras. Está escrito: el que os toca, toca la niña de su ojo (Zac.2:8). Que hay bendición o maldición para las naciones o familias que bendicen o maldicen a Israel (Gn. 12:1-4). Incluso Jesús enseñó que el juicio a las naciones viene por el trato dado a estos mis hermanos más pequeños, refiriéndose a los judíos (Mt. 25:31-46).

El texto de Abdías nos recuerda que de la misma manera que Edom hizo con Judá, así le seria hecho a Esaú, y todos aquellos que participan de su misma naturaleza pecaminosa. Podemos ignorar la verdad revelada, torcerla o manipularla, pero eso no la cambiará. Dios no cambia y lo que ha salido de su boca tiene cumplimiento, no solo en las promesas que tanto nos agradan, sino también en aquellas que apuntan hacia su juicio. No nos engañemos. Es el mismo Dios. Es la misma palabra. Teman las naciones y los pueblos ante el Dios de Israel y el anuncio de sus profetas.

         Seamos sabios y pongamos nuestras vidas a línea con la palabra de los profetas que hablaron de parte de Dios. En ella tenemos nuestra salvación.

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