Los profetas de Israel (CVII) – Zacarías (11)
He aquí, el día de YHVH viene… yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada… Después saldrá YHVH y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén… y el monte de los Olivos se partirá por en medio… haciendo un valle muy grande (Zacarías 14:1-4)
El profeta está hablando continuamente del día del Señor, el día cuando regrese a la ciudad de Jerusalén para establecer su reino mesiánico. En su primera venida el Mesías anunció la destrucción de la ciudad después que él partiera al cielo; ahora se anuncia su regreso después que la misma ciudad haya sido rodeada de enemigos, que durante un tiempo la habrán derrotado, pero culminará con una victoria gloriosa con el advenimiento del Rey a su ciudad.
Las naciones serán reunidas por el mismo Señor para ser derrotadas, aunque inicialmente Jerusalén sea tomada. Una estrategia que vemos en diversos episodios de la historia antigua de Israel. Victorias sobre Hai y Benjamin (Josué 7:5; 8:1-29). (Jueces 20:31-44). La victoria definitiva tendrá lugar en el mismo momento de la aparición del Rey de los ejércitos de Israel. Me recuerda otro episodio de la vida de David cuando el general Joab mandó llamar al rey para que tomara la ciudad de Rabá de los hijos de Amón (2 Sam.12:26-31).
En la derrota inicial de la ciudad de Jerusalén se mencionan violaciones de las mujeres, y la mitad de la ciudad irá en cautiverio (14:2); una forma de actuar que vemos reflejada hoy en las prácticas islamistas del Daesh. Pero pronto saldrá YHVH y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla; afirmando sus pies sobre el monte de los Olivos (14:3,4).
Estamos ante la venida del Señor en gloria para establecer su reino milenial. Dice que vendrá YHVH mi Dios, y con él todos los santos (14:5). El Señor viene con sus santos (Mt.24:30,31); y los redimidos (1 Co.15:23) (1 Tes.3:13 y 4:14). Tal vez podemos ver aquí una referencia a Israel (los santos) y la iglesia (los redimidos) unidos en su venida y regresando con él, en un solo rebaño y un pastor (Jn.10:16).
Será un día único, conocido de YHVH (14:6,7); que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz. La luz de ese día único será siete veces la luz del sol (Is.30:26). Como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día (Lc.17:24).
El día del Señor viene precedido de un tiempo de derrota en Jerusalén que dará lugar a la aparición del Mesías victorioso en el monte de los Olivos.