9 – LA LUCHA INTERIOR – Por tu espada vivirás

Lucha interiorPor tu espada vivirás

Por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; mas acontecerá que cuando te impacientes, arrancarás su yugo de tu cerviz  (Génesis 27:40).

El hombre carnal tiene la fortaleza en sus propios recursos. Sabe que depende de él mismo, por ello todo su intento es perfeccionar sus habilidades, destreza, recursos y posibilidades. Está orientado hacia su pericia natural. Puede mantener las ceremonias religiosas tradicionales y culturales, pero solo serán eso, tradición de hombres alejados de la revelación de Dios. Puede incluir en su vida la dimensión religiosa, pero él mismo será su gobernador. Por tu espada vivirás.

Necesitará la violencia para imponer sus criterios y conseguir sus metas. Tendrá que manipular y engañar en los negocios porque de otra forma no conseguirá los objetivos marcados. Forcejeará con muchos para abrirse camino. Meterá codos y zancadillas con el fin de alcanzar sus objetivos. Sabe que sin la fuerza de su voluntad y la destreza de sus manos no puede llegar a las metas establecidas. Por tanto, desgastará sus fuerzas hasta que las consuma. Llegará al agotamiento y no tendrá reposo porque el descanso viene por la fe en aquel que es más fuerte, el Fuerte de Jacob.

Este es el mensaje de la Escritura para el hombre espiritual: No es con espada, ni con ejércitos, sino con mi Espíritu, ha dicho el Señor de los ejércitos… No depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia… Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican… Fíate del Señor, de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento, reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.

No hablamos de pasividad, ni misticismo paralizante. Hablamos de la lucha interior que todos nosotros mantenemos entre nuestros propios recursos humanos y los del hombre renacido. Pablo dijo: Ya no vivo yo, más vive Cristo en mí. Y lo que ahora vivo, lo vivo en la fe del Hijo de Dios. No creo que podamos acusar al apóstol de falta de actividad. Él dijo: He trabajado mucho más que todos ellos, pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

Por tanto, el Esaú que anida en nuestro interior pretende vivir por la espada y la violencia. Ese fue el sello de la Inquisición. Una cruz invertida se convierte en espada en manos del hombre carnal. Pero la cruz de Jesús en nuestros corazones nos da la fuerza para sobreponernos a nuestra debilidad, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. Nuestra competencia procede de Dios.

         Esaú vive por la espada pero sirve a Jacob. El hombre carnal pretende el dominio pero debe rendirse al poder de la resurrección del hombre nuevo.

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