Hombres impíos – Apóstatas
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios… (1 Timoteo 4:1)
Apostasía significa «volver atrás, recaer», por tanto, estamos hablando de personas que un día tuvieron cierta revelación del evangelio, lo abrazaron y recayeron. Volvieron atrás. El autor de Hebreos dice que nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma (Hebreos 10:39). Está escrito: el justo, por su fe vivirá; y si retrocediere no agradará a mi alma (Hebreos 10:38). En esta serie hemos visto el ejemplo de Simón el mago, aquel hombre que creyó a Felipe cuando anunció el evangelio en Samaria, se bautizó, pero cuando vinieron Pedro y Juan el estado de su corazón se hizo evidente en hiel y amargura, porque quiso comprar el don de Dios con dinero. Volvió atrás.
Jesús enseñó en la parábola del sembrador que hay personas que reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan (Lucas 8:13). Son aquellos en quienes la palabra se sembró sobre la piedra. Una de las claves está en el corazón del hombre. Si el corazón es bueno, dará fruto, y permanecerá en la verdad. Ahora bien, en el texto que tenemos para meditar se nos dice que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe. Una parte de los que reciben la palabra acaban sucumbiendo ante la presión de los tiempos adversos. Creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. Y se dice también que esa apostasía viene por oír, de la misma manera que la fe viene por oír la palabra de Dios, también la apostasía viene por oír a espíritus engañadores y doctrinas de demonios.
Por tanto, este tiempo final se identifica por la multiplicación de mensajes engañosos que tienen la fuerza de confundir y apartar de la verdadera fe. Jesús dijo que abría una proliferación de falsos profetas que engañarían a muchos (Mateo 24:11,24). Pablo dice que a la venida del Señor le precede un tiempo de apostasía, así como la manifestación del hombre de pecado, es decir, sin ley (2 Tesalonicenses 2:3,4). Debemos estar alertas sabiendo a quien escuchamos. A la vez el autor de Hebreos nos advierte que, no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; cuya provisión la encontramos en la exhortación mutua: antes exhortaos los unos a los otros cada día… para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado (Hebreos 3:12,13).
Europa como continente está viviendo tiempos de apostasía. La fe que configuró nuestra identidad es hoy humanismo, laicismo, e incluso islamismo.