El reino venidero – 37

El reino venideroEl Mesías recibido (11)

Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas! Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos… Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían (Lucas 19:37-40)

La iglesia de Dios debe entender que el Mesías, rey de Israel, entró en Jerusalén siendo aclamado y recibido por las multitudes como el heredero del trono de David. Israel recibió a su Mesías. Toda la multitud de los discípulos se gozaba al verlo entrar en la ciudad del gran Rey. Le alabaron a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, lo cual era prueba de su identidad mesiánica. Su proclamación fue: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! Todo ello en medio de una explosión de júbilo y alabanza del pueblo en fiesta. Israel recibía a su Mesías. Hemos enfatizado tanto el rechazo del pueblo judío a Jesús que no vemos lo que está escrito. Un velo ha cegado nuestro entendimiento. La soberbia de la Teología del Reemplazo ha llenado nuestros corazones de arrogancia impidiendo la revelación de Dios. En medio de esa manifestación de júbilo que cumplía la Escritura de Zacarías (9:9), había también un sector del pueblo que maquinaba contra la verdad de Dios; paradójicamente eran los líderes religiosos, que al ver el júbilo y oyendo las proclamaciones de los discípulos dijeron al Maestro que los mandara callar. Una vez más nos encontramos ante la dualidad insalvable que se vivió en el Israel del primer siglo: El pueblo recibió a su Mesías, las autoridades lo rechazaron. En este punto debemos comprender que la soberanía de Dios –una teológica que aplicamos a la vida cristiana pero la olvidamos en su relación con Israel y el misterio de su endurecimiento parcial para que el evangelio del reino alcanzara a los gentiles− así lo estableció; era necesario que todo esto aconteciera. Por tanto, el rechazo de las autoridades judías del Mesías era parte del plan establecido de antemano en el consejo de Dios. Pero el pueblo le recibió. No lo olvidemos. Jesús no escuchó la demanda de silencio de algunos de los fariseos, sino que dijo: si estos callaran, las piedras clamarían. El rey de Israel no silenció las expresiones de alabanza y júbilo del pueblo reconociendo en ellas la verdad de Dios sobre su reino. Un día, Israel le recibirá en su totalidad, y volverán a decir todos: Bendito el que viene en el nombre del Señor (Mateo 23:39). Israel y la iglesia esperan ese día en Jerusalén.

         Jesús fue aclamado como rey en Jerusalén anticipando su regreso.

Download PDF

Deja un comentario