Los profetas de Israel (IV) – Introducción (4)
Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos (1 Pedro 1:10,11)
Cuando hablamos de los profetas de Israel no solamente estamos pensando en los autores de los libros que conocemos como profetas mayores y menores. En la Escritura encontramos otros profetas que anunciaron parte del mensaje de Dios. Ya hemos visto al patriarca Jacob, que antes de ser unido a sus padres, anunció el advenimiento del Mesías como descendiente de Judá (Gn. 49:8-10). También Moisés, como profeta de Dios, anunció la llegada de un profeta único (Dt.18:15-19), que identificaron con el Mesías (Jn.1:45) (Hch. 3:22,23; 7:37). David también habló como profeta de Dios acerca del Mesías en muchos de sus salmos como hemos visto en anteriores capítulos.
Incluso el mismo Maestro se identifico con el mensaje de los profetas cuando entró en la sinagoga de Capernaún y se levantó a leer (Lc.4) con (Is.61). Luego, después de resucitar y aparecerse a dos de sus discípulos camino a Emaús, les señaló la insensatez de sus corazones por no comprender, ni creer, todo lo que los profetas habían dicho de él (Lc.24:25). Que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos (Lc.24:44). Bajo este contexto decimos, una vez más, que los apóstoles, aunque estuvieron con Jesús, y oyeron de él mismo cosas que otros solo las vieron de lejos, sin comprenderlas (Heb.11:13), eran herederos de su mensaje. La palabra se había hecho carne, habían visto su gloria y ahora la anunciaban como testigos de lo visto y oído.
Recuerda que el apóstol Pedro dijo que la palabra profética era más segura (2 P.1:19-21); añadiendo que debemos estar atentos a su mensaje como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana aparezca; significando con ello la necesidad de mirar las Escrituras hasta que él venga.
Dicho esto, vamos a adentrarnos ahora en el mensaje de los profetas de Israel sobre la llegada del reino mesiánico. Al hacerlo seguimos al Señor, el Dios de los espíritus de los profetas (Apc.22:6). No hay división en el mensaje. Ciertas teologías separan la ley y la gracia, dividiendo en dispensaciones lo que Dios no ha separado. Nuestro fundamento es sobre profetas, apóstoles y el Cristo.
El mensaje de los apóstoles del Señor entronca con el de los profetas de Israel en un mismo consejo: El Mesías en sus sufrimientos y glorias.