107 – El reino mesiánico

La vida en el EspírituEn los Salmos (XVII) – La tierra de Israel regenerada

La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron. La verdad brotará de la tierra, y la justicia mirará desde los cielos. YHVH dará también el bien, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia irá delante de él, y sus pasos nos pondrá por camino (Salmos 85:10-13)

         No debemos olvidar que la esperanza mesiánica está íntimamente ligada a la restauración de Israel en su tierra, la que le fue prometida a Abraham y su descendencia para siempre.

En este salmo el autor nos recuerda el tiempo cuando Israel vivió bajo la bendición de Dios, y el Señor fue propicio a su tierra (1). Perdonó sus pecados y los trajo de la cautividad (2). Salieron del castigo de Dios (3). Ahora nuestro hombre pide restauración (4) porque han vuelto a vivir alejados del plan de Dios. Su clamor es un modelo para nuestras oraciones en favor de los avivamientos que tantas veces necesitamos la iglesia del Señor: ¿No volverás a darnos vida, para que tu pueblo se regocije en ti? (6). Luego se dispone a escuchar la voz de Dios en cuanto a su petición (8); y entiende que el Señor hablará paz a su pueblo y a sus santos, para que no se vuelvan a la locura. Su salvación está cercana para que habite su gloria en la tierra de Israel (9). La última parte de su oración es para expresar la esperanza mesiánica centrada en la restauración de la tierra de su heredad.

En medio de esa restauración anunciada se encuentran la misericordia y la verdad. La justicia y la paz se besan (10). La verdad brota de la tierra. La justicia mira desde los cielos (11). El Señor envía su bendición y la tierra da su fruto abundante para regocijo del hombre; como en el principio en el huerto de Edén (12). La justicia le precede, y los pasos del Señor son seguidos por su pueblo que vive ahora en la realidad del reino anunciado en toda su plenitud (13).

Pasado, presente y futuro se entremezclan en este canto del salmista para enseñarnos el paralelismo de nuestras propias experiencias. El pasado puede ser añorado, el presente un clamor para recuperar la vivificación de nuestras vidas con sus expresiones de júbilo y gozo; además aprendemos a escuchar la voz de Dios en medio de su paz que sobrepasa todo entendimiento, dándonos un anticipo del reino venidero.

Un reino que estará estrechamente vinculado a la restauración de la tierra a los hijos de Israel. Desde el principio este ha sido el plan de Dios. Incluye el pueblo, la Tora, la tierra y el Rey. El pueblo ha vuelto a su tierra, necesitan regresar a la palabra revelada en el pacto y reconocer al Rey que fue traspasado por sus dolores. Todo ello confluye en el Mesías en Jerusalén.

         La restauración de la tierra de Israel al pueblo de la promesa es de vital importancia para la llegada del reino. 1948 y 1967 han sido años decisivos.       

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