113 – El reino mesiánico

El reino mesiánicoEn los profetas de Israel (I) – Introducción (1)

[…] Y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo (Hechos 3:20,21)

         Después del recorrido amplio que hemos realizado en el libro de los Salmos, donde nos hemos encontrado con muchas de las profecías acerca del reino mesiánico venidero, queremos ahora adentrarnos en el mensaje de los profetas de Israel. Está escrito que nuestra fe descansa sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo la piedra angular. También se nos insta a que estemos atentos a la palabra profética más segura, como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana aparezca en nuestros corazones (2 Pedro 1:19,20).

Es decir, debemos conocer y familiarizarnos con el mensaje de los profetas hasta que el día postrero, aquel día cuando el Señor, con voz de mando y con trompeta de Dios descenderá del cielo para poner su trono en Jerusalén. Por ello nos hemos propuesto en esta serie hacer un recorrido por el mensaje de todos los profetas que anunciaron ampliamente su segunda venida para establecer su reino mesiánico.

Por el momento, es necesario, nos dice nuestro texto, que el cielo reciba a aquel que se ha sentado a la diestra del Padre, mientras se van restaurando todas las cosas. Y una vez que todo haya sido restaurado, tal y como ha sido anunciado de antemano por los profetas de Israel, veremos un día, el día y la hora que ha sido determinado por Aquel que tiene todas las cosas sujetas a su potestad, para ser manifestado en gloria con sus ángeles y todos aquellos que nos han precedido en la fe, los redimidos del Cordero.

Este mensaje ya fue anunciado por el apóstol Pedro el mismo día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre los discípulos, y el Señor había sido entronizado en el cielo. Los apóstoles fueron conscientes en ese momento que tenían una ardua tarea que llevar adelante: ir a todas las naciones con el mensaje del evangelio para que la salvación que se manifestó en Jerusalén en aquellos días, consumada por el Hijo de Dios en la cruz, la muerte, la resurrección y ascensión al cielo, ahora era confirmada su glorificación enviando el Espíritu sobre aquellos que debían ir a todas las naciones anunciando la  buena nueva; mientras son restauradas todas las cosas para que el Señor regrese a la tierra de nuevo, a Jerusalén, de donde subió al cielo, para reinar.

         El apóstol Pedro recoge la herencia de los profetas el día de Pentecostés anunciando la restauración de todas las cosas antes de su venida.

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