En El también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en El con el Espíritu Santo de la promesa… (Efesios 1:13).
El mensaje del evangelio es el único mensaje capaz de liberar al hombre de su estado de caída y perdición. La invasión del pecado, que se produjo cuando entró en la vida del hombre, lo dejó en un estado de perdición que solo puede ser neutralizado por el poder del evangelio. Pablo dijo a los romanos que no se avergonzaba del evangelio porque es poder de Dios para salvación. Restaurar al hombre de su estado caído solo es posible mediante el potencial y la dynamis que contiene el evangelio de Dios.
Cuando el mensaje que contiene la verdad revelada de Dios, se escucha con fe, penetra a la vida del hombre una nueva dimensión de vida sobrenatural canalizada a través del Espíritu Santo. Una vez oído y recibido el mensaje correcto, la persona es sellada para Dios mediante el Espíritu. Dios pone su sello sobre aquella persona, sellada como propiedad, ha sido redimida, comprada, por tanto, ha cambiado de dueño y señor, ahora pertenece a aquel que lo compró a precio de la sangre del Justo.
Predicar este mensaje contiene poder en la boca de aquellos que han sido llamados a hacerlo. Una vez oído, soltada la voz que contiene la verdad libertadora, y aceptada por fe en el corazón del oyente, se activa milagrosamente el cielo para sellar con el Espíritu lo que acaba de ocurrir en la tierra. Hay gozo en el cielo cuando un pecador se arrepiente, porque el cielo se moviliza poniendo su sello celestial en el corazón del hombre redimido. Por eso los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo (Hch. 13:52).
El Espíritu de Dios activa el reino de Dios en el corazón del hombre. Todo un proceso sobrenatural se puso en marcha. Comenzó por oír el mensaje de la verdad. Antes habían sido enviados quienes fueron comisionados para llevar las buenas nuevas a los gentiles. Al recibir con fe el mensaje anunciado, la promesa del Espíritu que le sigue, es activada para sellar al receptor como hijo de Dios. Una nueva vida ha nacido. Se ha producido en el interior del ser. No saldrá en los telediarios. El mundo natural seguirá su curso, pero el milagro de la semilla sembrada ha iniciado un proceso de vida que pasará por diversas etapas hasta el día de la redención final. El sello del Espíritu nos acompañará todo este peregrinaje hasta alcanzar la meta. A esto se le llama vivir y andar en el Espíritu.
Oír el mensaje de la verdad, y ser sellados con el Espíritu Santo de la promesa, es alcanzar la trascendencia de una vida más elevada.