Entonces Pedro dijo: ¿Puede acaso alguien negar el agua para que sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros? Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo (Hechos 10:47-48).
Después de un tiempo cuando el don del Espíritu Santo había sido derramado sobre los gentiles de la casa de Cornelio, hablando en nuevas lenguas y exaltando a Dios con libertad, Pedro tomó la palabra nuevamente para seguir adelante con el proceso de todo discipulado. Les habló del bautismo. Las condiciones se cumplían; habían oído el mensaje del evangelio muy atentamente, habían sido llenos del Espíritu y ahora tocaba el bautismo en agua.
Fijémonos que el orden varía en las distintas experiencias que vamos viendo en el libro de los Hechos. En Pentecostés el orden fue este: Pedro predicó el arrepentimiento, luego dijo que se bautizaran y que recibirían el don del Espíritu Santo (Hch.2:38). En Samaria el orden fue: Felipe predicó el evangelio, creyeron, se bautizaron y vinieron los apóstoles para orar por los que habían recibido la palabra para que recibieran el Espíritu Santo (Hch.8:12-17). El caso del eunuco fue así: Venía de una fiesta judía en Jerusalén leyendo el libro del profeta Isaías. Felipe le predicó el evangelio partiendo de la Escritura que estaba leyendo, luego le bautizó y no se menciona nada sobre el recibimiento del don del Espíritu Santo, aunque se dice que siguió gozoso su camino, y sabemos que el gozo es fruto del Espíritu (Hch. 8:35-39). En casa de Cornelio el orden fue el siguiente: Pedro predicó el evangelio, se derramó el Espíritu Santo sobre los que oían y después fueron bautizados. En todos los casos el bautismo en agua fue rápido. El proceso era seguido.
Estas distintas secuencias deben enseñarnos que hay diversos factores que deben estar presentes en toda evangelización. Los elementos comunes son estos: predicación del evangelio, que incluye el arrepentimiento, recibir la palabra, ser bautizados y recibir el don del Espíritu Santo con diversas manifestaciones, las que hemos visto son: hablar en nuevas lenguas, magnificar y exaltar a Dios, el gozo de la salvación. En todos ellos está presente la obediencia a la palabra, premisa básica para la acción del Espíritu Santo, porque el Espíritu confirma la palabra y esa palabra tiene el nombre de Jesús como aspecto nuclear de su mensaje. Pedro dijo: «Han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros». Hubo experiencias comunes en los 120 del Aposento Alto y en los reunidos en la casa de Cornelio que confirmaron a Pedro la obra de Dios en todo lo sucedido con estos primeros gentiles. Pero pronto surgirían dificultades y el apóstol tendría que dar algunas explicaciones.
Por dos o tres testigos se decidirá todo asunto.