El pasado día 7 de julio (además de celebrarse las fiestas de san Fermín) la UNESCO volvió a la «fiesta» de entregar a los palestinos el reconocimiento del casco antiguo de la ciudad de Hebrón como Patrimonio Mundial en «peligro de extinción». En la votación que realizó el comité de la UNESCO, doce estados votaron a favor de calificar el lugar como palestino, seis se abstuvieron y tres votaron en contra.
Una vez más estamos ante un atropello histórico y una vergonzosa actuación de ese organismo de la ONU que ha perdido su credibilidad mas elemental con esta resolución.
En Hebrón se encuentra la tumba de los patriarcas judíos. El libro de Génesis nos dice que fue comprada por Abraham para enterrar a Sara, su mujer. Luego en ese mismo lugar fueron enterrados Abraham, Isaac y Rebeca, Jacob y Lea. El texto de la compra que hizo el padre de la fe es el siguiente:
Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes. Y quedó la heredad de Efrón que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad con la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y en todos sus contornos, como propiedad de Abraham… Después de esto sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. Y quedó la heredad y la cueva que en ella había, de Abraham, como una posesión para sepultura, recibida de los hijos de Het (Génesis 23:16-20).
Tenemos aquí la primicia de la heredad que el Eterno prometió a Abraham y su descendencia para siempre. La propiedad de la cueva de Macpela en Hebrón se convertía así en un símbolo de la tierra que Israel heredaría tiempo después. Allí fueron enterrados (no incinerados) los tres patriarcas de la nación hebrea con sus mujeres. Ese lugar fue un centro de culto judío hasta que les fue prohibida su entrada por los mamelucos en el siglo XIV. Fue recuperado unos 700 años después, cuando el ejército israelí liberó la ciudad en el año 1967 en la Guerra de los Seis Días.
Ahora la UNESCO entrega el lugar al islam en un intento más de islamizar la historia, despreciar las Sagradas Escrituras, negar la herencia judía de la tierra y escupir en los valores judeocristianos asentados en la Biblia. Todo ello ante el silencio de las autoridades religiosas de trasfondo cristiano. Un ejemplo más de la indiferencia, la cobardía y el retroceso en afirmar sus valores y el fundamento de su fe, ante el avance islamizador de Occidente. Tampoco he oído ni leído a los teólogos sistemáticos de la exégesis bíblica levantar su voz para denunciar un ataque más a la revelación divina.
APÉNDICE HISTÓRICO:
Hagamos un poco de historia. Hebrón es una ciudad cananea que se convirtió, durante el reinado del rey David hace 3000 años, en la capital del reino de Judá hasta la toma de Jerusalén. Después de la destrucción del primer templo en Jerusalén, la mayoría de los judíos de Hebrón fueron exiliados a Babilonia hacia 587 a.C. y los Idumeos se establecieron en la ciudad en su lugar. Cincuenta años más tarde, bajo el gobierno de los persas aqueménidas los judíos tuvieron el derecho de regresar a Hebrón. El reino judío de los Hasmoneos sometió la ciudad bajo Judas Macabeo en 167 a.C. y bajo el reino de Juan Hircano convirtió la mayoría de los Idumeos al judaísmo. Herodes el Grande, rey de Judea, él mismo de origen idumeo construyó el muro de protección que rodea todavía la Tumba de los Patriarcas. Durante la Primera Guerra Judeo-Romana, la ciudad fue conquistada por Simón Bar Giora, jefe de los sicarios. Hebrón estaba entonces bajo dominio romano y bizantino. El emperador Justiniano construyó una iglesia cristiana sobre el sitio de la Cueva de los Patriarcas en el siglo VI. En ese momento el Islam no existía. En el año 638, con la invasión árabe, la ciudad experimentó varias veces la coexistencia de una minoría judía junto a una mayoría musulmana. Hebrón hoy en día tiene más de 200.000 habitantes palestinos contra 850 israelíes concentrados en los alrededores del casco antiguo.