La tierra de Israel fue dada para siempre

Eretz IsraelLa Escritura no deja lugar a dudas: Dios es fiel en cumplir sus promesas, ha dicho «Sí y amén», por tanto están selladas. Dios no cambia, ni hay sombra de variación en Él. Es poderoso para cumplir lo que ha prometido.

         Todo ello es comprendido perfectamente por cualquier cristiano que tenga la Biblia como su base de fe y conducta. Sin embargo, cuando hablamos de Israel y las promesas que Dios le ha hecho parece que nuestra teología sufre una alteración misteriosa, padece una metamorfosis incomprensible que nos permite poner en duda lo que ha salido de la boca de Dios y seguir confesando que nuestra fe se fundamenta en la revelación escrita.

         Pondré por ejemplo las promesas del Señor de darle la tierra de Canaán a Abraham y su descendencia para siempre, esa tierra que ha sido mancillada en tantas ocasiones en la historia por las naciones gentiles, que incluso han cambiado su nombre (también en la mayoría de los mapas que aparecen en nuestras Biblias donde se le denomina Palestina), y hoy sigue siendo motivo de conferencias mundiales para dividirla ignorando las Escrituras y el poder soberano de Dios.

         El hecho de que en distintos momentos de la historia el Señor del Universo haya enviado a su pueblo Israel al exilio o la diáspora, no significa que su palabra dejó de tener vigencia, puesto que todos los profetas de Israel anunciaron días de restauración para su pueblo, y esa restauración tiene un lugar geográfico indiscutible: Eretz Israel, la tierra de Israel. Hoy vivimos esos días de restauración, tiempos siempre de oposición para tratar de impedir su cumplimiento profético, por ello debemos alinearnos con la palabra de Dios en nuestras oraciones. Si Israel es restaurado plenamente las naciones del mundo serán bendecidas, esa es la promesa de Dios a Abraham, mediante el Mesías.

         Os dejo algunas de las promesas de Dios sobre la indiscutible promesa de darle a Israel la tierra que prometió a su amigo Abraham. Dios no ha cambiado. Observa que hay una promesa de bendición a todas las naciones cuando Israel está en la tierra que le ha sido prometida. Que Israel more en su tierra libera la bendición de Dios a todas las demás naciones. Piensa…

 

Eretz Iszrael (2)ALGUNOS TEXTOS EN LOS QUE SE PROMETE LA TIERRA A ABRAHAM, ISAAC Y JACOB PARA SIEMPRE.

1Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. 4Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. 6Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. 7Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido (Génesis, 12).

14Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. 15Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. 17Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. 18Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová (Génesis, 13).

7Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra… 18En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; 19la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20los heteos, los ferezeos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseo (Génesis, 15).

8Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos (Génesis, 17).

1Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. 2Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. 3Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. 4Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente (Génesis, 26).

4y te dé la bendición de Abraham, y a tu descendencia contigo, para que heredes la tierra en que moras, que Dios dio a Abraham…  12Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. 13Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. 14Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. 15He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho (Génesis, 28).

12La tierra que he dado a Abraham y a Isaac, la daré a ti, y a tu descendencia después de ti daré la tierra (Génesis, 35).

3y dijo a José: El Dios Omnipotente me apareció en Luz en la tierra de Canaán, y me bendijo, 4y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua21Y dijo Israel a José: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres. 22Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco (Génesis, 48).

13pues lo llevaron sus hijos a la tierra de Canaán, y lo sepultaron en la cueva del campo de Macpela, la que había comprado Abraham con el mismo campo, para heredad de sepultura, de Efrón el heteo, al oriente de Mamre… 24Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob (Génesis, 50).

1Jehová respondió a Moisés: Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra. 2Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo soy JEHOVÁ. 3Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos. 4También establecí mi pacto con ellos, de darles la tierra de Canaán, la tierra en que fueron forasteros, y en la cual habitaron. 5Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mí pacto. 6Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; 7y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto. 8Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ. 9De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre. 10Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 11Entra y habla a Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel (Éxodo, 6).

5Y cuando Jehová te hubiere metido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, la cual juró a tus padres que te daría, tierra que destila leche y miel, harás esta celebración en este mes (Éxodo, 13).

8Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos (Deuteronomio, 1).

7Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar… 20Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto. 21Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles. 22Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel. 23Y dio orden a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo (Deuteronomio, 31).

1Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: 2Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. 3Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. 5Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 6Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos… 11Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión. 12También habló Josué a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, diciendo: 13Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová, os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo, y os ha dado esta tierra. 14Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán; mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos, y les ayudaréis, 15hasta tanto que Jehová haya dado reposo a vuestros hermanos como a vosotros, y que ellos también posean la tierra que Jehová vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la tierra de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis en posesión de ella (Josué, 1).

3Y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le di Isaac…   8Yo os introduje en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, los cuales pelearon contra vosotros; mas yo los entregué en vuestras manos, y poseísteis su tierra, y los destruí de delante de vosotros… 13Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis, coméis (Josué, 24).

Porque Jehová ha elegido a Sion;

La quiso por habitación para sí.

Este es para siempre el lugar de mi reposo;

Aquí habitaré, porque la he querido.

Bendeciré abundantemente su provisión;

A sus pobres saciaré de pan.

Asimismo vestiré de salvación a sus sacerdotes,

Y sus santos darán voces de júbilo.

Allí haré retoñar el poder de David;

He dispuesto lámpara a mi ungido.

A sus enemigos vestiré de confusión,

Más sobre él florecerá su corona (Salmo, 132:13-18).

 

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