La ley islámica es lo que se conoce como la sharia, la ley que se aplica en todos los estados musulmanes con mayor o menor intensidad. Esta ley emana del Corán y los Hadiz (dichos y hechos de Mahoma) y es la pretensión máxima del islamismo implantarla en todo el mundo.
Uno de los artículos de esta ley sharia permite que el esposo pueda golpear a su mujer en diversos casos, algunos de ellos son estos: si desafían sus órdenes; si se niega a vestirse según el deseo de su marido; si rehúsa llevar el hijab o velo; si interactúa con extraños o sale de casa sin su permiso; si descuida sus deberes religiosos; si habla con voz demasiado alta; o no está dispuesta a mantener relaciones sexuales cuando el marido lo desee. Todo ello está acordado en el consejo de ideología islámica.
Estas normas se desprenden del Corán y los Hadiz, base de fe y conducta del musulmán. Veamos algunos textos.
Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros… ¡Amonestad a aquellas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande (Corán 4:34).
Se recoge en el Hadiz Sahih Muslim (4:2127) que Mahoma golpeó a su esposa favorita, Aisha, en el pecho, una noche cuando ella salió de la casa sin su permiso, y dijo: Me golpeo en el pecho, lo que causó dolor (físico). Luego en el Hadiz Sahih Bukhari (72:715) Aisha dijo: No he visto a ninguna mujer que sufra tanto como las mujeres creyentes.
Hay muchos Hadizes en los que se recogen episodios de mujeres lapidadas, (después de haber sido enterradas en el suelo), por ser acusadas del delito de inmoralidad sexual. La violación en el mundo musulmán es prácticamente imposible de denunciar, puesto que se requiere el testimonio de cuatro hombres musulmanes, que en caso de no haberlos, la mujer violada es considerada fornicaria, o adúltera y condenada a lapidación.
Esto no significa que todos los musulmanes golpeen a sus mujeres o estén dispuestos a acusar a sus esposas, pero el islam permite golpearlas o acusarlas bajo la ley islámica.
Me pregunto donde están las manifestaciones feministas en estos casos. Siempre dispuestas a blasfemar del cristianismo pero mudas y sordas ante el atropello de los derechos de la mujer en los países musulmanes. Una hipocresía y cobardía tan grande no debe ser aceptada en una sociedad decente y justa.
El evangelio enseña a amar y respetar a las esposas.
Sin embargo, el evangelio que pretenden denigrar como retrógrado e intolerante los movimientos progresistas y feministas, enseña que el marido debe amar a su mujer como Cristo amó a su iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:25-27).
En el mismo evangelio aparece un episodio en el que se encuentra a una mujer en el mismo acto del adulterio, la trajeron a Jesús para que diera su opinión. Su respuesta fue: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Ellos, al oír esto, acusados en su conciencia, salieron uno a uno. Quedó solo Jesús con la mujer, y levantando su cabeza le dijo: Mujer ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete y no peques más (Jn.8:1-11).
El evangelio enseña a respetar a la esposa, amarla y dar la vida por ella. Al contrario que el islam, el verdadero cristianismo trata a la mujer con dignidad y respeto. Sin embargo, quienes pretenden mantener ideas de «progreso», especialmente la izquierda militante, combaten y blasfeman contra el evangelio y se alinean con el islam. A la misma vez pretenden defender la causa de la mujer. Una paradoja tan evidente solo puede proceder de mentes entenebrecidas, y de ideologías concomitantes, (islamismo y comunismo), aunque se disfracen de lucha por la libertad de la mujer.
No hay ni un solo texto en el Corán que exija al esposo amar a su esposa. Esta mantiene una posición de inferioridad ante el hombre; sin embargo, en el evangelio de Jesús la mujer es elevada y dignificada. Por otro lado, no hay ni un solo texto en la Biblia donde se permita al marido golpear a su mujer, sino amarla y ser uno con ella.
El islamismo pretende implantar la ley sharia en todo el mundo, sometiéndolo a semejante tiranía. Esa es la naturaleza del islam. El evangelio, por su parte, sigue siendo poder de Dios para salvar y restaurar al ser humano en su dignidad integral.