Desde los atentados en los trenes de Madrid en marzo de 2004 han sido detenidos en España un total de 636 yihadistas.
Dos de esas detenciones más recientes han sido la de dos ciudadanos españoles de origen marroquí –Karim el Idrisi Susi de 27 años, y el segundo identificado como O.S.A.A. de 18 años− fueron detenidos en Madrid acusados de terrorismo yihadista.
Uno de los detenidos es un estudiante de informática de 27 años que veía videos de propaganda yihadista en clase y amenazaba con masacrar a sus compañeros. Susi intentó unirse al Estado Islámico, pero fue detenido por las autoridades turcas al intentar cruzar la frontera hacia Siria.
Este estudiante de informática justificaba públicamente los atentados yihadistas del Estado Islámico, diciendo que era la forma ideal de gobierno para todos los musulmanes. Según el Ministerio del Interior, Susi acudía a una biblioteca pública casi a diario para conectarse a internet y visitar webs yihadistas.
El mismo personaje también criticó a los musulmanes moderados expresando su esperanza de que algún día España se convirtiese en un emirato islámico. Susi veía videos de propaganda del Estado islámico durante las clases de informática, y amenazó en varias ocasiones con llevar armas a clase para matar a sus compañeros.
Con noticias como esta no podemos dejar de pensar que vivimos en una sociedad en la que nunca sabemos dónde podemos encontrarnos con un criminal dispuesto a matar en nombre de dios del islam. Eso debería llevarnos, además de orar por las autoridades para que sean detenidos, a ser conscientes de que la eternidad puede estar a la vuelta de la esquina, y para ello debemos atender al mensaje del evangelio con urgencia.
El evangelio enseña a orar por las autoridades.
En el evangelio de Jesús encontramos enseñanzas dirigidas a orar por nuestras autoridades, y no solamente orar, sino someternos a ellas como puestas por Dios. El apóstol Pablo lo expresó de forma clara: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos [1].
El islam pretende que hay una ley superior, la ley islámica o sharía, que está por encima de las leyes humanas, y por tanto, parten de la supremacía del islam coránico y de los Hadiz para regir los gobiernos de la tierra.
El evangelio también dice que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres, pero a la vez, enseña que las autoridades han sido puestas por Dios para impartir justicia, no lo están para infundir temor –eso sí lo llevan a cabo los grupos yihadistas indiscriminadamente− al que hace el bien, sino al malo, porque es servidor de Dios para el bien de la sociedad. El Estado es servidor de Dios, tiene la espada –autorizados para hacer uso de la fuerza en los casos necesarios− para castigar al malo y todos aquellos que ponen en riesgo la convivencia en sociedad.
En evangelio nunca da vía libre para matar a nadie, ni siquiera en los casos donde el Estado se convierte en tirano y opresor. El evangelio es de los pacificadores. También enseñan los profetas a buscar el bien y la prosperidad de la sociedad donde se vive [2], no su destrucción. A orar por las autoridades para que podamos vivir quieta y reposadamente, en toda piedad y honestidad [3]. Y añade, porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad [4].
También el profeta Isaías se pregunta: ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? Así dice YHVH: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano [5]. El evangelio es un mensaje liberador y nunca opresor. Está diseñado y enviado para traer libertad al hombre y no esclavitud y tiranía. El evangelio permite que penetre en el hombre un nuevo espíritu de adopción y libertad para adorar a Dios en el Espíritu [6].
No hay comparación posible. El islam en su mensaje primigenio, que es el salafista y yihadista, produce temor y sumisión para terminar en tiranía. Por su parte el evangelio de Jesús pone al hombre en amistad con Dios y su prójimo, no buscando el asesinato de los compañeros de clase, como era la pretensión del detenido Susi, sino que espera en Dios la justicia duradera en el advenimiento del reino mesiánico en la ciudad de Jerusalén.
Mientras tanto, seguimos orando por nuestras autoridades para que se lleven a cabo las detenciones necesarias de todos aquellos que pretenden la destrucción de la convivencia para imponer su tiranía.
Notas:
[1] – Romanos 13:1,2
[2] – Jeremías 29:7
[3] – 1 Timoteo 2:1,2
[4] – 1 Timoteo 2:3,4
[5] – Isaías 49:24
[6] – Romanos 8:15