España roba donde los nacionalistas mienten

España nops robaLa mentira tiene las patas muy cortas, dice el refrán, aunque algunas de ellas persisten y le vuelven a crecer nuevas extremidades para echar a andar de nuevo. Es el caso del eslogan independentista sobre el robo a Cataluña. Es, además, perversa porque ha sido radicalmente al contrario, lo cual indigna más.

¿Sabías que en 1714 (fecha posterior al año de la «primera Diada» que supuestamente tuvo lugar en 1711) Barcelona era un pueblo de 37.000 habitantes? Por su parte Madrid tenía 120.000, y Cádiz, Sevilla o Bilbao duplicaban en riqueza a Cataluña. El comercio de Indias era monopolizado por los puertos antiguos del Reino, y Cataluña era una de las regiones más pobres de España.

Sin embargo, fueron los reyes Borbones, comenzando por Felipe V, los que hicieron del puerto de Barcelona el destino principal empobreciendo al resto y enriqueciendo a la ciudad Condal. En 50 años Barcelona cuadruplicó su población, que a finales del siglo XVIII tenía ya 130.000 habitantes, emergiendo Cataluña de la pobreza.

Fue un rey Borbón el que puso el comercio de esclavos, desde África a las Indias, en manos de la burguesía catalana en régimen de monopolio; y los ingentes beneficios de este vil comercio sirvieron para montar la incipiente industria textil catalana.

Fue un rey Borbón quien en el siglo XIX y XX protegió con aranceles la poca competitiva industria textil catalana en detrimento de los paños ingleses y flamencos, lo que sirvió para que los productos textiles catalanes fueran comprados por el resto de españoles a un precio superior y de inferior calidad, empobreciendo su economía y aumentando la catalana. Por otro lado, significó que a los productos castellanos que se importaban a Holanda e Inglaterra como la lana y el trigo se les aplicase los mismos aranceles y dejaran de venderse. Eso empobreció a las provincias exportadoras castellanas, mientras Cataluña seguía enriqueciendo a su costa.

Los catalanes compraban el trigo y la lana más baratos de las regiones castellanas, mientras que estos compraban los paños más caros a Cataluña. La consecuencia fue el empobrecimiento de Castilla y el enriquecimiento de Cataluña.

SEAT en MartorellIncluso después de la Guerra Civil, el Plan de Desarrollo de Franco invirtió el 40% del dinero del INI (Instituto Nacional de Industria) en Cataluña, con la factoria SEAT a la cabeza, el 20% en el País Vasco y otro 20% en Madrid. El  20% sobrante se invirtió en el resto de España. Las consecuencias fueron inmediatas. Un aumento de la emigración de las zonas más desfavorecidas de España hacia los centros industriales beneficiados.

La política arancelaria que beneficio especialmente a la burguesía catalana duró dos siglos permitiendo el despegue económico de Cataluña usado luego por el nacionalismo como arma arrojadiza y motivo de desprecio contra los «charnegos» venidos de muchos lugares de España. Cuando llegó el año 1898 y la Península perdió sus últimas colonias (Filipinas, Puerto Rico y Cuba), y con ello gran parte del negocio nacional en manos de la burguesía catalana, estos optaron por la traición del movimiento nacionalista separatista, primero como Estatuto, después como derecho a decidir para llegar a la independencia.

La historia es sabia y nos recuerda que gran parte de las mentiras de hoy fueron el beneficio de ayer. España en su conjunto permitió el enriquecimiento de Cataluña cuando no había nacionalismo y la patria era común. Luego el nacionalismo separatista despreció la verdad inicial para instalarse en la mentira continua.

Como dice el artículo de donde recojo gran parte de los datos aquí expuestos: «Ni en mil años pagarán los catalanes lo que el resto de España les ha dado».

Notas:

Los datos se encuentran en este artículo

https://www.elmanifiesto.com/articulos.asp?idarticulo=5824

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