El Mahdi, también llamado el duodécimo imán, es una figura escatológica en el islam, especialmente en la cosmovisión chiíta, que representa la República de Irán. El Mahdi viene a ser la imitación o suplantación del Mesías judeocristiano.
La aparición del Mahdi está prevista en medio de un gran caos que provocará las condiciones adecuadas para su advenimiento imponiendo el islam y la ley sharia a todo el mundo.
¿De dónde procede la creencia en el Mahdi? Según Ron Cantrell, autor de The Mahdi: Hijacked Messiah (el Mahdi, el mesías secuestrado), el Mahdi descendía del mismísimo profeta Mahoma pero desapareció hacia mediados del siglo IX. En estos momentos, más de mil cien años después, los chiítas esperan ansiosamente que el duodécimo imán vuelva al final de esta era. Se espera de él que entre en escena como una figura mesiánica.
El 17 de septiembre de 2005, el entonces presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad acudió a la reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas. En su discurso dijo lo siguiente: «Oh poderoso Señor, te ruego que apresures la aparición de tu último depositario, el prometido que perfeccione y purifique la Humanidad, el que llenará este mundo de justicia y de paz». Se estaba refiriendo al Mahdi o duodécimo imán.
En la escatología chiíta, el caos precede al regreso del Mahdi para marcar el final de una era. El caos y la confusión es un prerrequisito para su llegada. El mismo Ahmadineyad manifestó que este caos deberá tener lugar antes de que el Mahdi pueda entrar en escena, y está dispuesto a hacer que esta situación tenga lugar. Aunque su segundo mandato terminó en junio de 2013, la ideología del duodécimo imán ha penetrado a todos los mulás iraníes en el poder.
Estamos asistiendo en estos días al levantamiento del embargo sobre Irán. Esto liberará la economía del país persa para que una parte de ese potencial económico sea usado en apoyo de grupos terroristas como Hezbolláh; además de propiciar la posibilidad de que Irán consiga en unos años armamento nuclear. Uno de los mayores retos para la paz mundial es ahora mismo un régimen militar islámico iraní con armamento nuclear.
Muchos no se dan cuenta de las raíces religiosas y espirituales que existen en la implacable búsqueda de armas nucleares por parte del régimen de Teherán. Este país de Medio Oriente tiene entre sus objetivos fundamentales la aniquilación de Israel, como Amán, el antiguo persa quiso aniquilar a los judíos.
Cuando mezclamos esta teología mesiánica con armamento nuclear, la política exterior de Irán se convierte en un venenoso brebaje con ramificaciones regionales e internacionales.
Las palabras del líder y fundador de la moderna República islámica iraní, el Ayatolá Jomeini, no dejan lugar a dudas sobre su creencia: «Para alcanzar la victoria del islam en el mundo, tenemos que provocar repetidas crisis, restaurar valor a la idea de la muerte y el martirio. Si Irán tiene que desaparecer, eso no es importante. Lo importante es sumergir al mundo en crisis».
Sin embargo, tenemos a muchos líderes mundiales anunciando que ahora el mundo es más seguro, después del acuerdo con irán. Esto me recuerda las palabras del apóstol Pablo: Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán [1]
El evangelio enseña que los mansos heredarán la tierra por heredad
En el evangelio se anuncia que «los mansos recibirán la tierra por heredad». Una tierra regenerada. Jesús dijo: Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Además Jesús enseña: Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Cuando Jesús, el Mesías, regrese, lo hará como Príncipe de paz y para establecer un reino de justicia. También como Juez de toda la tierra, y establecer su reino mesiánico milenial en el monte de Sión, situado en la actual Jerusalén.
Los tiempos anteriores a su advenimiento son de confusión provocada por la resistencia a la verdad, como está escrito: y por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos, Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia [2].
Hoy es día de salvación y reconciliación, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo [3].
[1] – 1 Tesalonicenses 5:2,3
[2] – 2 Tesalonicenses 2:11,12
[3] – Hechos 2:20, 21