¿Sabías que Mahoma se sentó 9 horas para ver como degollaban a 800 judíos?

islamOcurrió en la ciudad de Medina. Las víctimas fueron una tribu de judíos que no habían querido aceptar que Mahoma fuera profeta de Dios, entre otras razones por las insalvables contradicciones entre el Corán y la Biblia. Entonces, Mahoma eligió a uno de sus lugartenientes para que emitiera juicio en su lugar.

         El veredicto, emitido por Saed, y recogido en el Hadiz Sahih Bukhari, dice así: «Saed, di tu veredicto a esta gente». Saed respondió: «Hay que decapitar a sus soldados, las mujeres y los niños deberán convertirse en esclavos». Mahoma, complacido con el veredicto, dijo: «Has emitido un veredicto digno de la aprobación de Alá o de un rey» (B5,58,148).

         Entonces obligaron a los judíos a cavar sus propias tumbas. Y Mahoma con su mujer de 12 años se sentaron a observar todo el día y buena parte de la noche, mientras decapitaban a 800 hombres. Llevaron a las mujeres a una ciudad cercana a la Meca, donde las vendieron como esclavas sexuales. La única excepción fue la judía más hermosa, que Mahoma se reservó para él. Había matado a su marido y a todos los hombres de su familia, ahora la utilizaba para su propio placer.

         Este suceso está recogido también en el Corán 33:26, y dice así: «Hizo bajar de sus fortalezas a los de la gente de la Escritura que habían apoyado a aquellos. Sembró el terror en sus corazones. A unos matasteis, a otros les hicisteis cautivos».

         A todo ello hay que añadir que los musulmanes creen que Mahoma era el hombre perfecto, y el Corán enseña en repetidas ocasiones que deben imitar su comportamiento. Recordemos que la base de la ley musulmana, la Sharía, tiene su fundamento no solo en el Corán, sino en la Sira (biografía de Mahoma) y el Hadiz (las tradiciones recogidas de lo que el profeta del islam hizo y dijo). La Sira y el Hadiz forman la Sunna, que junto con el Corán son la trilogía escritural para elaborar las leyes islámicas, que según creen viene de Alá y no puede ser contradecida por ninguna ley humana, o constitución nacional.

         En Medina, Mahoma se sentó todo un día al lado de su esposa de 12 años mientras observaban como las cabezas de 800 judíos eran cortadas por la espada. Sus cabezas fueron cortadas porque dijeron que Mahoma no era el profeta de Alá.

         Los musulmanes vieron estas muertes como necesarias, puesto que negar que Mahoma sea el profeta de Alá era y sigue siendo una ofensa contra el islam.

Este islam original es el que ha rebrotado con fuerza en nuestros días, y está cometiendo las atrocidades que vemos todos los días en los medios de comunicación ante la pasividad vergonzosa de la inmensa mayoría de nuestras autoridades. Los islamistas radicales siguen a su profeta; Europa ha abandonado las raíces griegas, romanas y judeocristianas de nuestra fe sobre la que ha sido edificada la sociedad más libre, próspera y democrática de todos los tiempos.

El evangelio de Jesús enseña que por sus frutos se conoce el árbol

caminoNo puede un árbol malo dar buenos frutos, ni el árbol bueno dar malos frutos, por sus frutos los conoceréis, anunció el Maestro de Israel, Rey de los judíos y Cabeza de la iglesia.  

También está escrito que el ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia [1].

La doctrina de Jesús es radicalmente distinta a la de Mahoma. El rabino judío enseñó: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre los malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos [2].

Y si algunos en nombre del Cristianismo han hecho obras contrarias –y se han hecho muchas− a la enseñanza de Jesús, no las han hecho en nombre del Hijo de Dios y por mediación de su doctrina, sino por una corrupción insostenible de las palabras recogidas en el evangelio.

Jesús, cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente [3].

Estas son algunas de las diferencias insalvables entre la doctrina y los hechos del profeta del islam, y la vida, enseñanza y obras de Jesús el Nazareno, que nació de una virgen judía, predicó a Israel y encomendó a sus discípulos, −todos judíos−, que anunciaran la buena nueva de salvación a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

NOTAS:

[1] – Juan 10:10

[2] – Mateo 5:44,45

[3] – 1 Pedro 2:23

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