Dice el autor del libro de Eclesiastés: ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido [1].
Comenzaremos el nuevo año 2016 con ilusiones renovadas pensando en nuevos proyectos, abrazando nuevas esperanzas y encomendándonos a las uvas de la suerte para que los días y meses que presumimos vamos a vivir lo hagamos con buen pie, buenos deseos y esperando cambios por arte de magia, solo por desearlos. Está escrito que el perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada [2].
Humanamente hablando no es malo desearse mutuamente tener un buen año. Mejor eso que maldecirnos los unos a los otros. Sin embargo, la naturaleza del hombre no es transformada por deseos humanos, sino por el poder del evangelio. Está escrito que: Si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas [3]. Jesús dijo a una mujer que continuamente sacaba agua del pozo que podía beber un agua que él le daría y nunca más necesitaría volver a sacarla, porque esa agua en ella sería una fuente de agua viva que brotaría para vida eterna. La mujer aceptó esa agua que era el mismo Mesías transformando su vida, y desde aquella hora una nueva dimensión de vida brotó en ella.
Podemos seguir deseando buenas cosas o recibir la mejor de ellas: el evangelio de la gracia de Dios que pone un nuevo rumbo en nuestras vidas hacia la eternidad.
Podemos seguir anegados en la indiferencia y el egoísmo, o salir de ese círculo vicioso alzando nuestra mirada al cielo para alcanzar el pan de vida que el Señor ha preparado para dar de comer a quienes tienen hambre y sed de justicia.
Podemos continuar llenos de buenos propósitos para quedar sin energía pasadas las primeras semanas y haber vuelto a la rutina diaria, o podemos venir a la cruz de Jesús donde se da inicio al más duradero de los viajes: de muerte a vida; del pecado a la justicia de Dios; de la confusión y condenación eterna a la certeza de salvación por gracia.
Recuerda, la pereza hace caer en profundo sueño. Los caminos del hombre no están en su mano, pero hay uno que vela sobre él y te llama a venir a la Fuente de vida eterna. Si vienes a esa Fuente los años irán cayendo en el calendario pero en tu vida se habrá dado inicio una nueva dimensión trascendente que nunca más necesitará de múltiples supersticiones para sostenerte. El que sostiene el Universo con la palabra de su poder sostendrá tu vida sobre cimiento estable.
Realmente no hay nada nuevo debajo del sol, pero más allá del sol hay un trono de gracia esperándote para que vengas bajo su dominio. El que está sentado allí ha vencido el poder de la muerte y ahora reina sobre quienes le reconocen como su Rey. Haz lo mismo. Invoca su nombre. Jesús es Señor y Mesías. Él es Salvador para ti hoy. Feliz año nuevo 2016 en Él.
[1] – Eclesiastés 1:9,10
[2] – Proverbios 13:4
[3] – 2 Corintios 5:17