Pero debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos difíciles («peligrosos» RV60). Porque los hombres serán… calumniadores… (2 Timoteo 3:1,3).
¿Qué es una calumnia? Es una acusación falsa que se hace con malicia para hacer daño a otro.
Si la blasfemia se dirige hacia Dios, la calumnia tiene al hombre como destinatario.
Es la consecuencia de la falta de amor verdadero por la verdad y la justicia.
Es el lenguaje común de la serpiente antigua, del padre de la mentira, el acusador de los hermanos.
El hombre calumniador es la boca de Satanás para dar expresión al veneno mortífero que lleva como naturaleza de serpiente.
Hemos tenido calumniadores siempre en la historia de la humanidad, ¿por qué, entonces, el apóstol dice que será una señal del carácter de los hombres en los últimos tiempos? No cabe duda que hay muchas de las características expresadas en este pasaje de Pablo que se han manifestado siempre, en todos los periodos de la historia, sin embargo, creo que en el final de los tiempos la proporción aumentará. Es un tipo de carácter generalizado.
En nuestra sociedad los medios de comunicación tienen un poder, (lo llaman el cuarto o quinto poder), que bajo la consigna de libertad de expresión dan lugar en muchas ocasiones a todo tipo de manipulaciones e ingeniería social para llevar naciones a un lavado de cerebro de masas.
Internet, que es un medio muy útil en muchos casos, se vuelve perverso cuando la calumnia corre por la red sin control y mueve a multitudes como manada en estampida.
Una de las muchas manipulaciones que están instaladas en nuestra sociedad es la llamada violencia de género. Parece haber una calumnia dirigida a denigrar la familia natural en la figura del padre. Aprovechando algunos casos de maltrato real, se presenta la acusación con la idea de que todos los hombres son maltratadores, violentos, y que quieren destruir a la mujer. Esta puede acusar injustamente a su pareja y el hombre ser puesto en la cárcel antes de saber si la acusación es verdadera o falsa. Me recuerda el caso de Nabot. Jezabel consiguió el capricho del rey Acab quitándole la viña a su dueño, acusándolo falsamente mediante hombres perversos y calumniadores (1 Reyes 21:5-15).
El evangelio transforma nuestra manera de hablar. Nos saca del dominio de la mentira y nos introduce en el reino de la verdad. Jesús es la verdad.
El evangelio santifica nuestros labios, (como en el caso de Isaías, que vivía en medio de un pueblo de labios inmundos, como el nuestro), para que sirvamos a la justicia, hablemos la verdad y traigamos vida a los oyentes.