Está escrito: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta [1].
Lo primero que resalta aquí es una negación decidida a la forma del sistema de este mundo. No os conforméis. Veremos cómo está diseñado el esquema de este mundo, cómo se dirige y cuáles son sus fundamentos, ahora miremos la transformación que se produce como consecuencia de una negación, el inconformismo frente a los patrones de funcionamiento del sistema mundano, la cosmovisión alejada de la verdad revelada.
Esta transformación o metamorfosis, (es el significado de la palabra en el original griego), nos lleva a no adaptarnos al estilo de vida del mundo, significa literalmente no os acomodéis, (no tomar su modelo), no os amoldéis, (no coger su molde), al esquema o sistema de criterios y actitudes de este siglo. Se trata de no vivir según el modelo de vida de la edad presente, el presente siglo malo, diseñado por el príncipe de la potestad del aire con tipos de comportamientos contrarios a la voluntad de Dios, puesto que pertenecemos a otro reino, formas y costumbres.
El apóstol Pablo le dijo a los colosenses que hemos sido librados de la potestad de las tinieblas, y trasladados al reino de su amado Hijo [2]. La frase griega para no os conforméis únicamente vuelve a salir en el Nuevo Testamento en la primera carta del apóstol Pedro, y está en un contexto similar. Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir [3].
En la Biblia encontramos formas de vida contrastadas y opuestas entre sí. Vemos modelos antagónicos y se apela a los creyentes a no mezclarnos con ellos para no ser diluidos y contaminados; a no hacer yugos desiguales, sino a separar lo precioso de lo vil, la luz de las tinieblas; como hizo Dios al principio.
La estrategia del reino de las tinieblas tiende a la mezcla, el sincretismo, la uniformidad, la confusión y el relativismo para que no haya claridad y verdad. En las Escrituras vemos el modelo de vida de Babilonia, con todo lo que representa; frente a Jerusalén y el modelo celestial que contiene. Básicamente podemos resumir el contenido bíblico en la representación de dos ciudades: Babilonia y Jerusalén.
La historia del hombre comienza en Edén, situado en la Babilonia geográfica, de donde fueron expulsados Adán y Eva por haber transgredido la palabra de Dios. Más tarde, en ese mismo lugar, se concentraron los seres humanos para hacer una torre desde donde pudieran observar las estrellas y definir su futuro al margen del Creador, y Dios confundió su lenguaje para que cumplieran su palabra de multiplicarse, esparcirse y llenar la tierra [4]. En lugar de ello se concentraron en la llanura de Sinar para edificar una ciudad y una torre; a la ciudad llamaron Babel, porque allí confundió el Señor el lenguaje de toda la tierra [5].
La influencia de ese sistema, basado en la unidad fabricada por el hombre, se extendió por todos los lugares, además del aspecto espiritual de Babilonia, que tiene que ver con el culto idólatra de la creación, la formación de los signos del Zodiaco y la falsa religión. Cuando el hombre se esparció por la tierra llevó la simiente del sistema babilónico, el modelo religioso de la búsqueda de Dios sin la revelación de Dios; de ahí se formaron todos los sistemas religiosos, muchos de ellos con verdaderos denominadores comunes. Ese sistema dio paso a un modelo de vida que se alejó de la voluntad de Dios.
Luego vemos, cómo a partir del capítulo 12 de Génesis, Dios llama a un hombre, (Abram), para que salga de Ur de los caldeos, (el centro de la antigua Babilonia), y revelarle su voluntad, llevándole a una tierra donde establecería a su pueblo, con sus leyes y un modelo de vida revelado a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob concretado en el pacto que hizo con Moisés en el Sinaí.
Notas:
[1] – Romanos 12:2
[2] – Colosenses 1:13
[3] – 1 Pedro 1:14
[4] – Génesis 1:28; 8:17 y 9:1
[5] – Génesis 11:1-9
CONTINUARÁ…