ANTE LAS ELECCIONES DEL 28-A (Cuarta y última parte)

Elecciones 28-AAnte las elecciones del 28-A

(Cuarta y última parte)

Todo lo expuesto en las tres partes anteriores de nuestro discurso para llegar a una conclusión lógica: ¿Cuál de los partidos que se presentan a estas elecciones tiene en su programa hacer frente con valentía a un sistema ramificado en marxismo cultural, ideología de género, islamismo radical, y nacionalismos separatistas? ¿Quién está claramente a favor de la vida, la familia, la nación como patria de todos y la libertad en sus distintas manifestaciones? Y ante un desafío semejante, ¿podría ese partido afrontar con éxito un reto de semejantes dimensiones? Sinceramente creo que no.

Unas simples elecciones nacionales no tienen en sí mismas el factor decisivo de una nación. Una sencilla papeleta en la urna tampoco tiene la magia suficiente para cambiar de raíz el estado de cosas que hemos descrito a lo largo de esta reflexión. El hombre y sus deseos son insuficientes. El destino de los pueblos no está en manos de hombres mortales. Los gobernantes pueden y deben hacer muchas cosas en favor de la sociedad a la que dicen servir; han recibido una autoridad delegada que los capacita para el bien común; o por el contrario, sumidos en la soberbia conducir a multitudes al abismo. La historia reciente está llena de ejemplos.

Sin embargo, hay Uno que rige los destinos de las naciones desde el consejo celestial, cuya soberanía es insuperable y pone y quita reyes. Se guarda en su mano juzgar a los pueblos o extender su misericordia. El que ama la justicia y el derecho; que hace nulo el consejo de las naciones, frustra sus designios; cuyo consejo permanece para siempre, los designios de su corazón de generación en generación; el que mira desde los cielos y ve a todos los hijos de los hombres, que observa desde el lugar de su morada a todos los habitantes de la tierra, y modela el corazón de cada uno de ellos; Él, que entiende todas las obras de ellos, y sus ojos están sobre los que le temen y esperan en su misericordia, para librar su alma de la muerte y conservarlos con vida en tiempos de hambre. Él es el Dios de Israel, Rey del universo y Señor de su creación. El Salmo 33 y otras Escrituras así lo ponen de manifiesto, y de sus palabras hemos relacionado todo lo anterior.

No. No está en nuestras manos el destino que anhelamos, pero sí podemos colaborar siendo fieles administradores de los dones recibidos, uno de ellos el de la libertad para escoger. Podemos iniciar procesos que conduzcan a destinos coincidentes con la voluntad soberana del Altísimo. Dios ha delegado en los hombres el gobierno de la tierra. Los cielos son los cielos del Señor; pero la tierra la ha dado a los hijos de los hombres (Sal. 115:16). Y cuando sus mayordomos no cumplen con su cometido, le pone fin a su reino (MENE); son pesados en balanza y hallados faltos de peso (TEKEL); y entrega el liderazgo a otro (PERES) (Ver Daniel 5:26-28).

Bandera de España-2Nuestra historia reciente, la de España y otras naciones, está en medio de este conflicto. Un liderazgo que ha permitido el avance de la maldad a niveles insoportables está siendo confrontado por hombres justos y temerosos de Dios, levantados para cambiar el rumbo de las cosas. La intercesión y el clamor de los justos suben ante el trono de la gracia como una colaboración necesaria para que se haga su voluntad aquí en la tierra como en el cielo.

Y llegados hasta aquí, debo decir lo siguiente, aunque ello no puede significar ninguna manipulación del voto ni imposición por mi parte, pero no por ello quiero dejar de compartir la convicción de mi corazón después de examinar, meditar y orar ampliamente en los tiempos que vivimos.

Creo que en España se ha levantado una voz (VOX) que estaba silenciada, oprimida por distintas razones, y que ha explotado como un clamor en el desierto de las corrientes ideológicas. En esa voz oigo y percibo el latido de mi propio corazón. En esa voz oigo la defensa de la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural. En esa voz detecto la valentía de defender la familia natural tal y como está concebida en las Escrituras. En esa voz entiendo la lucha por la habitación común que nos ha sido dada (la patria) defendiendo los límites de nuestra convivencia (Hechos 17:26). En esa voz distingo la valentía de quienes se han levantado sin complejos por el bienestar de la siguiente generación, nuestros hijos y nietos.

Al decir esto asumo tener que enfrentar los prejuicios de gran parte de la comunidad evangélica española a la que pertenezco. Prejuicios de anticatolicismo nunca superados. Rencores por el sufrimiento durante la Dictadura franquista, comprensibles en muchos de sus extremos, pero no menos cierto que la pujanza del evangelio tenía mayor impulso en esos tiempos que la tibieza actual. Unido a esos prejuicios va siempre el rechazo a la derecha española, representada mayoritariamente hasta ahora por el Partido Popular. Parecería que ser evangélico es opuesto a mantener posiciones políticas de derecha. De la misma manera que en otros tiempos ser español era ser católico.

En definitiva. Nuestra esperanza es el Eterno. Mi oración, como la de los apóstoles, es esta: Tú, Señor, que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos has escogido… (Hechos 1:24). Vayamos a las urnas, como ellos, echaron suertes, y veamos quién será el nuevo presidente de la nación y las ideas que impulsará durante los próximos años. Después seguiremos viviendo en luz y sal para glorificar a nuestro Padre y bendecir a nuestro prójimo hasta que venga el Deseado de todas las naciones.

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