Taller de oración – 53 (Covid-19) – Los ancianos

ESCUELA DE ORACIÓNOrando sobre la Escritura que revela la voluntad de Dios

«Dios mío, líbrame de la mano del impío… En ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó… No me dejes en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares… Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud… Aún en la vejez y en las canas, oh Dios, no me desampares… Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme» (Salmos 71:4-21).

Padre eterno, hoy traemos ante ti a la generación de nuestros padres. Aquellos que entregaron sus vidas para sacar adelante las nuestras. Los que en estos días están siendo presa fácil de la epidemia que nos ha invadido. Quienes están siendo menospreciados y rechazados por algunas autoridades y hospitales para dejar su cama en favor de enfermos supuestamente más útiles a la sociedad actual.

Padre, te pedimos perdón por esta iniquidad y rechazamos esas medidas inicuas que pretenden decidir quién vive y quién muere. Ayúdanos para que haya recursos para todos ellos.

Tú, Señor, fuiste quien sacó a nuestros padres del vientre materno y los has sustentado hasta el día de hoy; por ello te pedimos que no los dejes ahora en el tiempo de su vejez, cuando sus fuerzas decaen; no los desampares en esta hora, oh Dios.

Tú les has hecho ver muchas angustias y males a lo largo de su vida. Fueron ellos quienes sufrieron la postguerra española en los años 40; soportaron tiempos de gran penuria y miseria en nuestro país; sacaron adelante, con gran esfuerzo y abnegación, familias numerosas que luego formaron la base de nuestra sociedad actual de bienestar y comodidad. Padre mío, queremos honrarlos delante de ti y por ello te pedimos con todo nuestro corazón que vuelvas a darles vida y vigor, los levantes ante tus ojos aumentando su grandeza, y el consuelo divino vuelva a sustentarlos en tu misericordia.

En cuanto a nosotros, oh Dios, la generación que ha seguido a la de nuestros padres y abuelos, perdónanos el egoísmo y la ingratitud que en muchos casos hemos mostrado hacia nuestros mayores, y concédenos el arrepentimiento de obras muertas para servirte el tiempo que nos queda entregados a tu voluntad buena, agradable y perfecta. En el glorioso nombre de Yeshúa. Amén.

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