ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.
Orando con Jesús: «Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros» (Juan 17:9,10,11 RV60).
Padre santo, desde nuestra unión con Cristo a través de tu Espíritu, queremos alzar nuestra voz para orar a ti en su nombre. Rogamos por tu congregación, la que has redimido apartándola del sistema de este mundo, del presente siglo malo, para ser tuyos. Sí, Padre, porque así te agradó [1].
Oh Señor y Dios nuestro, el mundo de los impíos se ha levantado con toda su maldad en contra de tu pueblo Israel y tu iglesia. Guiados por el espíritu que opera en los hijos de desobediencia están ocupados en oponerse al evangelio, matar a tus testigos imponiendo un mensaje falso a través del humanismo secular y la potestad islámica. Por eso, Señor, rogamos hoy por tu iglesia perseguida en el mundo. ¡Guárdanos! ¡Protégenos! ¡Vindícanos! ¡Consuélanos!
Padre amado, sabemos que tu delicia en con los hijos de los hombres, especialmente los que han sido redimidos y dados a Jesús. Son tuyos, Señor, comprados a precio de la sangre del Justo, para llevarnos a Dios [2]. No somos del mundo, por eso el mundo nos odia [3]. Con el salmista clamamos: ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?; y fuera de ti, nada deseo en la tierra [4].
Oh Dios, Jesús ya no está en el mundo, aunque nos ha enviado su Espíritu para no dejarnos huérfanos [5]; por ello alzamos nuestro clamor a ti para ser guardados del presente siglo malo. Libértanos, Señor, del predominio de la maldad y el aumento de la iniquidad [6]; de la indiferencia predominante que ahoga el servicio en tu reino. Oh Dios, Dios nuestro, estamos afligidos viendo la deriva de la vanidad, la permisividad y la indolencia de tu pueblo. Señor, restáuranos.
Padre glorioso, guárdanos en tu nombre, porque tu nombre es torre fuerte; a él corre el justo para ser librado [7]. Eres nuestro escudo. La fortaleza de Israel y la iglesia. Ayúdanos a ser uno en ti. Rompe, oh Dios, las mentiras que han separado a Israel de los redimidos. Somos pueblo tuyo y ovejas de tu prado, donde hay un solo Señor y un solo Pastor. Un Dios y Padre de todos. Amén.
Notas:
[1] – Mateo 11:26
[2] – 1 Pedro 3:18
[3] – Juan 15:18-19
[4] – Salmos 73:25
[5] – Juan 14:18
[6] – Mateo 24:12
[7] – Proverbios 18:10
Bendito sea Jehová, que oyó la voz de mis ruegos (Salmos 28:6). . . Amén!!