Taller de oración – 38

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«… Para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos…» (Efesios 1:18 RV60).

         Padre nuestro, seguimos orando para que nos des sabiduría, revelación, conocimiento, y alumbres los ojos de nuestro entendimiento para que sepamos cual es la esperanza a la que nos has llamado. Oh Dios, vivimos muchas veces anegados por las preocupaciones cotidianas, y perdemos de vista la esperanza gloriosa. Te pedimos perdón, Señor, por nuestra vista tan corta. Tu pueblo sigue pereciendo por falta de conocimiento [1].

         Oh Dios, Todopoderoso, es Cristo en nosotros la esperanza de gloria. Ponemos nuestros ojos en las cosas de arriba, donde nuestra vida verdadera está escondida con Cristo. Alzamos nuestros ojos a los montes de donde viene nuestro socorro. Ayúdanos, Señor, a perseverar en medio del presente siglo malo, para plena certeza de la esperanza [2].

         Padre, queremos saber cuáles son las verdaderas riquezas de la gloria de  nuestra herencia en comunión con los santos. Te damos gracias, Señor, porque nos has hecho coparticipes del llamado que diste a Israel de ser su especial tesoro sobre todos los pueblos de la tierra, y de formar parte de un reino de sacerdotes y gente santa, separada para tus propósitos [3].

         Nos unimos también, Señor, a la verdad que anunció el apóstol Pedro de ser linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable [4]. Pedimos, oh Dios nuestro, que el Cuerpo del Mesías, la congregación de los santos, podamos vivir en la esperanza y las riquezas de tu gloria para beneficio de nuestra generación.

         Padre, esperanza y herencia, la que tú nos has dado, para que vivamos como extranjeros y peregrinos en la tierra, esperando la redención de nuestros cuerpos. La transformación a la semejanza de tu Hijo. Coherederos de la promesa dada a los patriarcas [5]. Participantes de la gracia, y la esperanza del reino futuro. Un reino de justicia y paz. ¡Venga tu reino! Envíanos a tu Hijo, sentado a la diestra de tu trono, para que reine en Jerusalén y establezca la justicia en las naciones. En su nombre, oh Dios, levantamos nuestra voz para que guardes a Israel hoy, a nuestro país, nuestra familia y tu iglesia siga siendo luz de los pueblos. Amén.

NOTAS:

[1] – Oseas 4:6

[2] – Hebreos 6:11

[3] – Éxodo 19:6

[4] – 1 Pedro 2:9

[5] – Hebreos 11:9

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