Orando sobre la Escritura que revela la voluntad de Dios
«Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien» (1 Pedro 4:17-19).
Padre amado, hoy queremos volver la mirada sobre nosotros mismos, sobre tu pueblo, la congregación que has redimido, los que primeramente sacaste de Egipto con mano poderosa, y a quienes nos has rescatado del presente siglo malo mediante el Mesías Redentor.
Señor y Dios, tu presencia estuvo en Silo y el juicio cayó sobre aquel lugar corrompido, luego sobre la casa que mandaste construir en Jerusalén también fue arrasada en varias ocasiones hasta hoy; y nosotros hemos venido a ser tu casa, morada de Dios, templo del Dios vivo, y debemos reconocer que hemos pecado también, como nuestros padres.
Oh Dios nuestro, hemos caído en decadencia y apostasía de la fe. La tibieza nos ha inundado desde hace mucho tiempo. La permisividad ha entrado en tu templo y lo ha contaminado con inmundicia de carne y espíritu (2 Cor.7:1) por la influencia de la idolatría que nos rodea. Hemos abrazado el liberalismo que ha diluido la fuerza de la verdad, ha disipado gran parte de nuestra fortaleza y disuelto nuestra firmeza en la fe. Hemos abrazado y creído a falsos profetas que nos han engañado con sueños mentirosos y lisonjas, haciéndonos errar y sin ser de ningún provecho para este pueblo. Nos hemos entregado a nuestra realización personal. La vanidad y la diversión han sido nuestro mayor deseo.
Gran parte de nuestros líderes no han estado a la altura deseada para guiar al pueblo por camino de verdad. Muchos de ellos se han plegado al hechizo y fascinación del poder y sus prebendas. Tu pueblo ha sido desamparado y disperso como ovejas sin pastor.
Por todo ello, Padre Eterno, nos volvemos a ti en medio del juicio sobre tu casa para que nos depures y restaures, podamos entender nuestros propios errores, librados de los que nos son ocultos; para que nos preserves de las soberbias que tan fácilmente se enseñorean de nosotros; ser íntegros y limpios de gran rebelión; y que sean gratos los dichos de nuestra boca y la meditación de nuestros corazones delante de ti (Salmos 19:12-14).
Finalmente, Señor, recordamos las palabras del apóstol para que en esta hora de padecimiento global, según tu voluntad, encomendamos nuestras almas al fiel Creador y Sustentador de todas las cosas haciendo el bien. Amén.
Estaremos orando .rogamos por toda Europa
Estaremos orando en la congregación desde Puerto Rico.
Gracias, querido y apreciado Frank, lo mismo hacemos nosotros por tu nación Puerto Rico… Un abrazo