Taller de oración – 41

Tiempo de Oración

ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.

Orando por la iglesia con el apóstol Pablo en la carta de Efesios.

«… y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (Efesios 1:22,23 RV60).

         Padre amado, reconocemos el mensaje de los profetas, quienes anunciaron de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos [1]. Sabemos, oh Dios, que has dicho a nuestro Señor que se siente a tu diestra hasta que sean puestos sus enemigos por estrado de sus pies [2]; y en esa comisión queremos estar activos aquí en la tierra, cumpliendo nuestra parte de la misión.

         Oh Dios nuestro, animados por la victoria gloriosa y eterna que nuestro Señor ha conseguido, nos atrevemos a movernos en esa autoridad delegada para cumplir la parte de los sufrimientos por tu cuerpo que es la iglesia [3]. Úsanos, Señor, para tu gloria y la extensión de tu reino aquí en la tierra como ha sido establecido en el cielo.

         Padre eterno, alumbra nuestros ojos para que veamos al Ungido entronizado a tu diestra, y que impulsados por la verdad establecida en el trono celestial podamos ser útiles colaboradores en la administración de tu gracia [4]. Capacítanos, amado Dios, mediante la obra acabada del Mesías.

         Reconocemos, Señor, que Jesús es la cabeza de tu cuerpo, que es la iglesia. Que nos ha sido dado para que estemos sujetos a su gobierno en nuestros corazones y nuestras congregaciones. Que guiados por su Espíritu podamos decir con los apóstoles: Ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros [5], para hacer lo que tu mano y tu consejo ha establecido de antemano. Hágase tu voluntad aquí en la tierra como se hace en el cielo. En Israel y en las naciones. En los gobernantes de tu pueblo y en los líderes de nuestra nación (España).

         Padre, danos de su plenitud. La plenitud que habita en Cristo, y de ella podamos recibir gracia sobre gracia [6] para realizar tu obra con fidelidad. Te necesitamos, Señor. Te lo pedimos, oh Dios. Nos sujetamos a nuestra cabeza para poder ejercer su autoridad para edificación y no destrucción [7]; distribuyendo tu gracia tal y como la hemos recibido; en el maravilloso nombre de Jesús, para beneficio de todos los pueblos y familias. Amén.

NOTAS:

[1] – 1 Pedro 1:11

[2] – Salmos 110:1

[3] – Colosenses 1:24

[4] – 1 Corintios 4:1,2 y 1 Pedro 4:10

[5] – Hechos 15:28

[6] – Juan 1:16

[7] – 2 Corintios 13:10

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