ANTES DE ORAR: Haz una primera lectura para ti mismo; si estás de acuerdo con el contenido oremos juntos y unánimes con voz audible.
Orando con Jesús: «Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes de mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo» (Juan 17:14-16 RV60).
Padre amado, juntamente con Jesús, queremos levantar nuestra voz al cielo en esta hora. Hemos recibido tus palabras que nos han elevado sobre la realidad material de una vida plagada de vanidad. Tu palabra es verdad, Señor, y al recibirla en nuestras vidas hemos quedado expuestos al aborrecimiento del mundo que nos rodea. Muchos, oh Dios, destinan su odio hacia nosotros pensando en ti mismo. Dan un rodeo también a través de tu pueblo Israel.
Oh Dios Todopoderoso, nuestra identidad en Cristo nos ha sacado del presente siglo malo; ya no somos de este mundo; hemos recibido tu reino en nuestros corazones y vivimos contigo aunque soportamos, Señor, la extrañeza de muchos que no comprenden nuestro destino. Te adoramos, Señor, por Jesús. Nuestra unión con él se ha hecho patente y quienes no le conocen nos aborrecen y dicen toda clase de mal contra nosotros mintiendo [1].
Soberano Señor, guárdanos del mal. No nos dejes caer en las tentaciones que nos rodean a cada paso. Queremos vivir en el mundo con gozo, siendo luz y sal en la tierra, para que otros muchos puedan verte y venir al conocimiento de la verdad [2]. Dios mío, usa a tu iglesia, la congregación de los santos, aquellos que han sido separados del mundo, aunque viven en él sin se atrapados en sus redes de pecado e iniquidad, para que la gloria de tu nombre sea dada a conocer.
Oh Dios nuestro, pertenecemos a tu Hijo. Nos has comprado para ser tuyos por toda la eternidad. Enséñanos a contar nuestros días de tal forma que traigamos al corazón sabiduría [3]. Oh Señor, vemos nuestra generación entregada a los placeres temporales del pecado y volvemos nuestro rostro a ti para que la luz del evangelio alumbre sus ojos, y vengan de tu presencia tiempos de refrigerio. Señor, acuérdate del pacto con Abraham, para que en su simiente fueran bendecidas todas las familias de la tierra. Derrama de tu Espíritu en nuestra nación (España). Habla a los huesos secos de Israel y sopla el aliento de vida. Vivifícanos, Señor.
Padre santo, haznos comprender la fragilidad de la vida humana. Haznos saber, oh Dios, nuestro fin; y cual sea la medida de nuestros días [4]. En el maravilloso nombre de Jesús. Amén.
Notas:
[1] – Mateo 5:11
[2] – 1 Timoteo 2:4
[3] – Salmos 90:12
[4] – Salmos 39:4
Amén. . . . . Alabado sea nuestro buen Dios!!